Ellos desearon estar juntos por siempre. Lamentablemente, «por siempre» no era una opción para dos seres mortales.
Asher y Seren son obligados a ocultar su relación para sobrevivir.
¿Un hombre lobo y una vidente podrán salir ilesos de este juego d...
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Mentiría si afirmara que los próximos días en Carabar fueron mejores, pero hubo un punto de inflexión el día que Asher decidió hacer realidad lo que prometió.
Decidió que le demostraría a Seren que no era como su hermano, y su mejor idea fue ganarse a la gente para ser el próximo alcalde del pueblo.
Los aldeanos jamás habían escuchado de una mala acción de parte de Asher, a diferencia de su hermano, era casi un ser celestial sin antecedentes.
Eso le sirvió mucho cuando con pequeñas acciones, logró ganarse su cariño y confianza.
El chico era carismático de por sí, así que el trabajo no fue difícil.
«¿Y si nominamos a Asher como nuestro nuevo alcalde?», dijo un vecino. A ojos de los demás, esa idea salió de uno de ellos y no del susodicho. Por lo tanto, todos creyeron en él.
La gente del pueblo se veía entusiasmada con la idea de tener un mejor alcalde, incluso por un momento, se sintió un mejor ambiente.
Otro día, y en otro lugar, sin saber mucho sobre la situación, Seren decidió hablar con su hermana.
—Sé que eres la vidente de la familia, hermana, pero sentí que necesitabas hablar conmigo. ¿Qué pasa? —preguntó Lilith. Seren resopló y la miró de reojo.
—Yo creo que mis nervios y que no he dejado de caminar por toda la casa te ha dado una pista, Lilith. No creo que sean poderes que empiezan a crecer en tu interior.
Seren bromeó un poco, eso hizo sonreír a su hermana. Lilith estaba feliz de verla así de nuevo. Tenía semanas sin ver a la Seren de siempre.
—Cuéntame, ¿Qué pasa contigo? ¿Qué te tiene así?
La pelirroja miró a su hermana menor y tomó su mano para hacerle ver que estaba para ella.
Seren no desaprovechó la oportunidad y le contó lo que había sucedido días atrás. Se había arrepentido un poco de haberle contado todo a Asher, pero al mismo tiempo sentía seguridad e incluso confianza. Como si todo lo que le dijo el lobo, fuese real.
—Así que me miró con sus ojos sinceros y de color azul bonito, le creí y no sé si me arrepiento de haberle contado.
—No sé yo si confiar en un hombre sea la mejor decisión, Seren.
—Es que no es un hombre totalmente. Es un hombre lobo...
—¡¡Peor!! —respondió su hermana mayor. —¿Y ahora se mete en política? ¿Qué pretende con eso?
—Según él, entrar al poder y destruir a su hermano de forma interna...
—¿Te dijo todo eso aquella noche? —preguntó, pero luego vio a Seren a los ojos y alzó una ceja al darse cuenta de aquel detalle. —No es la única vez que lo viste, ¿verdad?
