Capítulo 6

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Narra Alai.

Había dormido unas cuatro horas, tenía un terrible dolor de cabeza y sentía mi estómago revuelto. El timbre me había despertado, así que salí de la habitación para ver quién era, tan insistente, a esas horas de la mañana. Benja estaba roncando, ni se habia enterado de que estaban llamando a la puerta.

—Hola —. Saludé a una chica bastante alta, morocha de ojos verdes y muy linda. Una de las chicas de Benja, seguro.
—¡Encima te deja mi pijama! —Exclamó y se cruzó de brazos.
—Ah, sos la dueña… —Avanzó y me aparté para dejarla entrar, había una jarra de agua encima de la mesa, la agarró y se la tiró a Benjamín para que despertara.
—¡¿Qué pasó?! —Se levantó como si tuviera un resorte en el culo.
—Sos un pendejo, me bloqueaste sin decirme nada y resulta que vengo y ya estas con otra ¡Encima le diste mi pijama! —le reclamó ella molesta.

Benjamin me miró, sabía que era una mirada para que me fuera pero me hice la boluda y me fui detrás de la barra de la cocina a hacer el desayuno. No me podía perder ese momento.

—Oriana, no es momento para hablar…
—Ni quiero hablar con vos. Vine a por mis cosas —. Me miró —No te conviene, no sabe tener una relación y es un inmaduro —. Se fue hacia la habitación.
—¡Ay, tus chicas! —Le dije mientras chupaba dulce de leche de una cuchara.
—Ni una palabra —. Me advirtió, me reí y fue detrás de ella.

A los pocos minutos volvieron.

—Perdóname Alai —. Se disculpó y se acercó a darme un abrazo —. Lucas es el único amigo de este imbécil que llegué a conocer y siempre fue un encanto conmigo, ojalá se despierte pronto. Podés quedarte ese pijama, no lo necesito.
—Gracias… —Susurré y automáticamente sentí un nudo en el estómago. Cuando lo nombraban era caer en que era real.
—Si necesitás algo, me podés hablar… Sé que estarás intentando ser fuerte pero es como un hermano para vos —. Le dijo cuando la acompañó hasta la puerta.
—Gracias Ori —. Ella se acercó y le robo un pico, después se fue.

Benjamin cerró la puerta, se dio la vuelta y me miró.

—Perdón por este momento.
—Me hizo reír —Me encogí de hombros y le serví una taza de té —Además, me hizo comprobar que todo lo que vi ayer, no quita que sos un ser desagradable.

Se sentó enfrente de mi y me señaló una canasta con tortas fritas para que se la pase.

—A veces es mejor no decir nada, sobre todo cuando sabés que la otra persona no te va a escuchar.
—La bloqueaste, eso es muy feo. Que alguien desaparezca sin darte explicaciones es horrible…  ¿Se lo hiciste a muchas chicas?
—La verdad que no tengo ganas de hablar de mis no relaciones con vos.
—Tenés razón, perdón…  Es que quiero no pensar.

Suspiró y después dio un sorbo al té.

—Oriana es una buena piba pero yo no soy para ella, lo mejor que le puede pasar es que no le dé bola. No tengo ganas de tener una relación, ya veo como funcionan las de mis amigos y eso no es para mi.
—No todas las relaciones son un desastre.
—Supongo —. Mordió una torta frita.
—¿Lucas te habló de como estaban las cosas entre nosotros?
—La, no entres en ese tema. No es momento.
—Ahora que pasó esto… tengo miedo, siento que perdí mucho tiempo peleando.
—Va a estar todo bien —. Miró el reloj —. Todavía no es horario de visita, deberías ir a la cama a descansar un poco más. Yo voy a bajar al taller y después te despierto.
—Vos también deberías descansar…
—Es mi forma de distraerme, prefiero hacer mi trabajo.
—Menos mal que anoche ya programé el envío del libro para el trabajo…  Porque hoy no quiero saber nada, apagué el teléfono para que no me molesten y envié un mensaje avisando lo que pasó.

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