𝖣𝗂𝖾𝗓

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A la mañana siguiente, Anna se levantó junto a Enzo a las 6 de la mañana

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A la mañana siguiente, Anna se levantó junto a Enzo a las 6 de la mañana. Aunque prefería dormir un poco más. Durmieron en camas separadas, pero Enzo se cambió junto a Anna para estar un rato juntos.

— Buenos días, Ann — dijo con voz ronca.

— Buenos días, Enzo.

Enzo ya se había puesto cómodo en los brazos de Anna, hasta que la puerta se escuchó. Era Joss, lista para preparar a Enzo para el desfile de esa tarde.

— ¿Enzo? Abrime que se hace tarde — habló la estilista.

Anna no ocultó su expresión ante Enzo, volteó los ojos al oír la voz de Joss y Enzo la tranquilizó acariciando su cabello antes de irle a abrir.

— Buenos días, Joss — le dijo Enzo en un tono suave, pero también algo extraño, casi parecía harto.

— Ah, si, buenos días — Joss miró a Anna aún acostada en la cama —. Buenos días.

La rubia no respondió y solo le hizo un gesto con la cabeza.

— Solo deja las cosas, Ann y yo iremos a desayunar primero — comentó Enzo y aunque Joss quería reclamar no puso objeción.

Fue algo incomodo, mientras Joss arreglaba las cosas de Enzo, chocó con Anna algunas veces cuando ella intentaba entrar al baño para ponerse otra ropa y lavarse los dientes.

Enzo vió todo esto y se puso frente al baño, casi frente a Joss, así cuando Anna entrara no tuviera ningún problema. Cuando ambos estaban listos, Enzo se despidió de Joss y tomando la mano de Anna salieron del hotel.

En París podían andar con más tranquilidad, no eran perseguidos por periodistas ni fans locos, por fin un momento de calma entre los dos.

Encontraron una cafetería a una cuadra, era algo muy francés. Anna tomó asiento y frente a ella Enzo, que llamó a un mesero.

— ¿No podías venir vos solo? — preguntó Anna mirando a Enzo por encima del menú que les había dejado el mesero.

— Quería, pero mi manager insistió en traer un estilista conmigo — dijo en un suspiro —. Vos sabes cual es tu lugar conmigo.

Enzo puso su mano en la mejilla de Anna y se acercó a ella. Por fin estaban unidos en un beso, su primer beso en París.

Anna sonrió y volvió a besarlo. Quería hacerlo desde hace mucho tiempo y Enzo por fin había dado el primer paso.

 Quería hacerlo desde hace mucho tiempo y Enzo por fin había dado el primer paso

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𝗣𝗥𝗢𝗙𝗨𝗚𝗢𝗦 | 𝖤𝗇𝗓𝗈 𝖵𝗈𝗀𝗋𝗂𝗇𝖼𝗂𝖼Where stories live. Discover now