Capítulo 2: Una mirada al futuro.

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Venus

Levanto la mirada de una trilogía bastante llamativa para encontrarme con el rubio de bermudas en el mismo pasillo que yo.

—No, me confundes con alguien más —le doy la espalda e intento escapar, sin embargo, él se interpone en mi camino.

—Parezco idiota, pero estoy seguro de que no lo soy. Eres la chica de la pista, ¿cierto? —entrecierra los ojos escrutando mi rostro. Sus expresiones son raras y cómicas, parece un personaje de caricatura. Me encojo de hombros, preocupada de que Hannah me vea hablando con él, pero ella parece estar bastante entretenida con los libros de auto-ayuda—. ¿Por qué te fuiste? ¿Acaso no tienes modales? Dex te estuvo buscando. Él te ayudó. Cuando alguien te ayuda se supone que eres amable con él, no huyes — me sermonea mientras niega con la cabeza como si estuviera decepcionado de mí. No me agrada.

—Dile a tu amigo que gracias, pero que yo no...

—Shh. No soy mensajero. Quédate aquí, regreso enseguida. No-te-muevas —Me apunta con su dedo amenazante y yo ruedo los ojos. De acuerdo, estoy atrapada. No puedo salir corriendo porque Hannah está aquí, no tengo en donde esconderme y si comienzo a actuar extraño todo será mucho peor. No hay escapatoria, el mundo conspira en mi contra. Solo salgo una vez al mes y no entiendo por qué esto me sucede.

Decido escuchar al rubio y me quedo justo en donde estoy. Tal vez encuentre una forma más directa de sacármelos de encima. Segundos después, él regresa con el tal Dex, quien ahora tiene su mano libre. No hay ninguna chica con ellos.

—Tú —me señala sorprendido. Yo me quedo pasmada en mi lugar, la verdad, no estoy segura de que decir así que no digo nada—. ¿Por qué no te despediste? Eso fue un poco grosero...

—Iba... tarde —digo con rapidez y me encojo de hombros, sin tener otra mejor excusa.

—¿Ibas tarde a la librería? —cuestiona y entrecierra sus ojos como si fuera absurdo.

—¿Me estuvieron siguiendo? —decido contraatacar.

—¡¿Qué?! ¡No! —dicen al unísono y se dan miradas de desconcierto entre ellos.

—¿Entonces qué hacen aquí? ¿Son secuestradores? ¿Trabajan para el gobierno?

—¡No! Nada de eso —Dex se ríe, su rostro fruncido en confusión ante mis acusaciones—, vinimos a comprar libros, bueno, no yo, si no Pebelle, en realidad yo no leo. Solo eso —explica.

—Espera —interviene el rubio dándome una mirada de desconfianza—.... ¿estás huyendo del gobierno?

—Eh... no —me cruzo de brazos.

Tal vez.

—Escucha, solo decimos que fue bastante raro que te fueras así, sin más. No fue nuestra intención molestarte —se encoge de hombros y ese gesto de inocencia me convence.

Luego de sus palabras, hubo un corto silencio que me hizo creer que la conversación había llegado a su fin, ya que ninguno de nosotros parecía estar dispuesto a hablar, pero de pronto Hannah comienza llamarme desde alguna parte de la librería.

—¡¿Venus?!

—Ay no —susurro y me llevo mis dedos al tabique—. Me tengo que ir. Adiós —corto la conversación, harta de ellos. Intento darme la vuelta, pero gracias a los nervios, el libro que voy a comprar se resbala de mis manos.

—Espera, yo soy Dexter y este tarado de aquí es Lywn —explica mientras se inclina para recoger el libro y de paso, le da un vistazo a la portada—. El Gran Libro del Sarcasmo: Un arte para todos —enuncia en voz alta y veo como el tal Lywn alza una de sus cejas.

La Energía Entre NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora