Capítulo 6

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A Miyabi se le olvidó usar los auriculares canceladores de ruido en el trayecto hacia el edificio de la LSPD. Normalmente, solía llevarlos porque el estruendo de la ciudad solía abrumar sus sensibles oídos. Sin embargo, esta vez su mente estaba inmersa en los acontecimientos desde la noche anterior, a la confesión que acababa de recibir, repasando también el diálogo sobre sus pasados.

Mientras viajaba, su cara pasaba del rojo intenso, a una expresión neutral, a un poco de rubor en sus mejillas. Iba sentado, descansando la cabeza en el cristal, notando las vibraciones del vehículo, ya que estas le calmaban.

Al entrar al edificio de la LSPD, el habitual silencio que le recibió no actuaba como el usual bálsamo, sino como una presión adicional. Miyabi se sorprendió al notar cómo ese silencio le oprimía el pecho y le traía recuerdos ahora desagradables: sentimientos de inutilidad y de no estar a la altura. Sabía que, al pasar por delante de cualquier cubículo ocupado, las conversaciones girarían en torno a él por culpa de su familia.

Prefería mil veces la música extraña y alta de la carnicería y el arrullo reconfortante de la voz de Ryo.

Decidido, se dirigió directamente hacia el ascensor y, desde allí, al despacho de su superiora, mientras terminaba de juntar toda la información que había adquirido en un modelo de informe. Llamó suavemente a la puerta, como siempre.

—¿Miyabi? Pasa— respondió la firme voz de la capitana Walsh desde dentro.

Miyabi abrió la puerta y la cerró tras de si, encontrandose a su capitana mirando por la ventana.

—Capitana Walsh, buenos días— aunque esta no podía verle, el tigre hizo una reverencia, cortésmente.

—Buenos días— respondió ella, girándose lentamente. No tenía buena cara. Miyabi frunció el ceño ante su expresión sombría— ¿Qué necesitas hoy?

—Sólo vengo a entregarle una petición y a ponerle al día. Después volveré al caso.

—¿El caso? ¿Qué caso? ¿El de Kato Henderson?— la capitana se extrañó al oirle mentarlo— ¿No vienes a seguir trabajando en los archivos que tienes acumulados de ayer?

Miyabi frunció más el ceño.

—¿Por qué iba a hacerlo? He descubierto nuevas pistas que nos llevan a creer que el sospechoso podría estar relacionado en un caso de robo de información, señora. Vengo a entregarte el formulario de petición de registro de vivienda, junto al informe actualizado.

La capitana alzó una mano y se llevó los dedos al puente de la nariz, visiblemente abrumada. Tras unos segundos de silencio, respondió con seriedad:

—Miyabi, ayer recibí un informe firmado por ti mismo, entregado por Natsuki. Estaba muy impresionado con tu dedicación y esfuerzo. Enviamos el informe a Egocorp esa misma tarde, los cuales están satisfechos con el resultado— murmuró, con voz cansada— No puedo abrir un caso que ya has cerrado, Miyabi— terminó de explicar lanzando una mirada penetrante, atravesando con ella al joven agente.

Este se quedó en silencio unos segundos, asimilando la información.

—Pero... yo no...— comenzó a decir, confundido— ¿Egocorp? ¿Que tiene que ver esto con ellos?

—Nada que sea de tu incumbencia, Miyabi. Lo importante es que están satisfechos con tu trabajo y que no puedo reabrir un caso bajo estas circunstancias. ¿Entiendes?

La mirada de la capitana era una mezcla de pena, condescendencia, un "te lo avisé" y una disculpa.

Miyabi asintió sin saber más que decir, sintiendose enormemente perdido, asustado y frustrado por ser tener que volver a la rutina inútil nuevamente.

BIO·FERAL | Red de EnigmasWhere stories live. Discover now