Capítulo I - Mi confesión

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Hace una semana le dije a Heichou que le amaba, desde ese día que no he podido mirarle a los ojos sin sentirme avergonzado para luego apartar la mirada.

Antes me pasaba largos ratos observándole y analizando todos sus movimientos con la ingenua, y si queréis, también necia idea de que de esa forma llegaría a conocerlo sin necesidad de hablar con él.
Lo que mas me gustaba observar eran sus ojos , sin que el se diese cuenta por supuesto. Los observaba con tanta fuerza que pareciera que los tenia enfrente y de repente ya estaba yo imaginando besar esos finos, seductores y estáticos labios.
Pero ahora ya no puedo, no después de lo ocurrido.

- (Toc, toc, toc).
- Adelante.
- Ho -Hola Capitan Heichou. - Creo que hice el peor saludo de toda mi vida.
- Tch... Sientate, esto sera largo.
- S-Si señor! - Después de darme un sermón por haber limpiado mal la cocina, explicarme que tengo que dejar de perder tanto tiempo con Hanji y concentrarme mas en mi entrenamiento, pues aun me faltaba mucho que aprender, reñirme por no entrenar a mi caballo que según palabras de Rivalle "tiene que conseguir mas resistencia, si al salir de las murallas por culpa de tu caballo te atrasas ahí te quedas nadie arriesgara su trasero para salvar el tuyo y ni se te ocurra morderte la mano" finalmente me mandó a limpiar los pasillos.

- Ya puedes irte.
- S-si, gracias señor. - No me pude levantar, era la primera vez que estaba tan cerca de Rivalle, mis sentidos parecían haberse agudizado porque escuchaba perfectamente el hojear de las doradas hojas de los árboles que habían más allá de esa pequeña, vieja pero limpísima ventana además la otoñal brisa no paraba de revólverme el pelo causándome vergonzosos cosquilleos y hormigueos que pasaban de frios a calientes en cuestión de segundos.
- Y bien, a que esperas. - Pregunto serio, al menos no esta enfadado pensé.
- Vera,.... Quiero comentarle algo. - Siguió igual, parecía una estatua lo único que lo delataba era su respiración: lenta pero constante y rítmica. Consideré su silencio como un "adelante".
- Yo, Rivalle, yo lo amo,... Y me preguntaba si soy correspondido. - En todo este rato no le he mirado a los ojos, además de que en todo este rato he estado congelado, la brisa otoñal es muy fría, demasiado fría, y la corriente de aire me esta dando de lleno.
- Mocoso, sabes que las relaciones entre hombres están prohibidas verdad?
- S-Si pe-pero aun así yo lo amo! - Esta vez si que lo mire a los ojos, unos ojos fríos y escépticos que conocía de sobras.
- Eren, lo siento pero yo no siento lo mismo. - Esas palabras me destrozaron, en ese momento el frío que sentía se intensifico tanto que ya no me sentía el cuerpo.
- De-De a-acuerdo, lo-lo entiendo. - De nuevo hable sin mirar a mi receptor y me levante en dirección a la salida, sin respirar, hasta que no estuve fuera con la puerta cerrada no pude inhalar de nuevo el aire que tanto necesitaba.
La verdad es que no pude respirar desde que mi amor no correspondido pronuncio la palabra "no".
Estuve unos segundos enfrenta la puerta, reorganizando mis pensamientos y secándome las lágrimas ... A quien quiero engañar.... Corrí, oh, sí que corrí, fue la primera vez que no me dio isquemia de tanto correr hasta que llegue a mi espacioso, húmedo, alejado y hostil sótano en el cual lloré y grite y sofoque una y otra vez pues ahí nadie podía escucharme hasta que me quede dormido encima de mis lágrimas. Congelado, mojado y vacío.

Eren x LeviWhere stories live. Discover now