Capítulo VI - La realidad

657 72 14
                                    

- Al fin has dejado de llorar. - Se echó hacia atrás deshaciendo nuestra unión.
- ¿Me la devuelves?
- Lo siento. - Dijo abandonando el sótano.
- Es injusto, encima de que me conformo con su camisa ni eso obtengo. Quizas debería olvidarme ya de Levi, pero ¿cómo? - Pensaba mientras me desvestía para ponerme el pijama. - Siempre estaré solo porque no creo que pueda amar a nadie más que no sea Levi. - Mientras yo pensaba en mi desgraciada existencia llegó mi desgracia: Levi.
- Vamos, que ya es muy tarde. - Solo me dirigí a mi cama y dejé que hiciera su trabajo, no quiero hablar con él, tampoco quiero mirarlo, ni oírlo, ni pensar en él, no quiero nada de él, nada, ya no.
Noté como las lágrimas descendían, seguramente Levi también notó su presencia pero ya me daba igual.
Ya me ha visto llorar antes, porque siempre pasa lo mismo, cada vez que me lo encuentro acabo abatido, sin ganas de vivir, mojado, frío y llorando. Este hombre no es capaz de hacerme feliz, debo deshacerme de él pero ¿cómo?
Levi ya había terminado de encadenarme los pies así que ahora le tocaba encadenarme los brazos, esa es la peor parte porque es la mejor parte: nuestras manos se rozan.
Ayer, que estaba dispuesto a amar a Levi sin nececidad de ser correspondido hubiera disfrutado de esas milésimas de segundo en las que nuestras pieles saborean la otra, pero ahora, hoy, después de ser rechazado por segunda vez he decidido que ya no quiero sufrir más, ya no quiero seguir enamorado de Levi, ya no, es demasiado duro. Pero entonces ¿por qué sigo llorando?
¿No se supone que si dejo de amarlo dejaré de sufrir?
- Oye, mocoso. - Levanté la vista y miré a esos ojos sin alma.
- Lo siento. - ¡Me ha pedido perdón! ¿Por qué? Soy yo el que debe pedir perdón, no puedo obligarle a amarme. Empezé a llorar con más fuerza, los llantos inundaban todo el sótano, ya me daba igual que me oyera aunque de todas formas él ya se estaba yendo, ya ha terminado con su trabajo: encadenarme.

Oh, sí que me tiene encadenado, muy bien inmovilizado pero a sus pies. ¿Qué tengo que hacer para liberarme de este sentimiento?

Debo aceptar la realidad: él nunca me amará.

Eren x LeviWhere stories live. Discover now