Capítulo IV - Té

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No llegué a ser uno de los 10 mejores del escuadrón número 104 por arte de magia.
Tuve que esforzarme mucho y aún debo seguir esforzándome al máximo si quiero permanecer en el escuadrón del Cabo Levi.

En todo el día sólo tengo unas dos horas libres y sólo si Levi no nos obliga a hacer una limpieza en profundidad o si Hanji no me hace experimentos, la última vez que dejé que experimentara conmigo estuvo 11 horas seguidas, no había forma de librarse, es una mujer demasiado apasionada.

Normalmente aprovecho esas dos horas para dormir pero no creo que vaya a morir por dormir dos horas menos al día ¿verdad? Así que voy a aprovechar ese tiempo para conocer aún mejor a Levi .

- ¿Dónde puedo conseguir dinero?
- ¿Qué? ¿Para qué quieres dinero?
- Es algo personal, por favor Petra eres la única a quien puedo preguntar esto. - Le dije de forma desesperada, ella era mi única amiga aquí! Todos los demás me temían y sólo deseaban verme muerto.
- Bueno, te lo diré pero no digas a nadie que te lo he dicho.
- Vale.
-No, Eren. Prométemelo.
- Lo prometo, no se lo diré a nadie.

Toc, toc, toc.
- Adelante. - Se escuchó desde el otro lado de la puerta.
- ¿Qué es esto? - Preguntó el hombre más fuerte de la humanidad al ver lo que le había dejado encima del escritorio
- E- es café. - Ví como le daba el primer sorbo pero no antes de olerlo con detenimiento.
- La verdad es que prefiero el té. - Dijo mientras retomaba la pluma para seguir escribiendo.
- Lo- lo siento. - Noté como el corazón se me oprimía. Yo sólo quería darle algo de felicidad aunque sea con un simple café pero ni eso sé hacer. Ni siquiera puedo hacer algo tan simple para la persona a quien amo. No me extraña que me haya rechazado, sólo sirvo para matar titanes después de todo lo que me he ...
- Eren, ¿por qué estás llorando? - Preguntó Levi desde su escritorio con la misma voz de siempre y la misma expresión.
- ¿Es-estoy llorando? - No me había dado cuenta. - Jajajajaja, ¿así que a esto se refería Hanji con lo de efectos secundarios del medicamento? Jajajaja, más vale que la vaya a ver. Con permiso. - Hice el saludo y salí por dónde entré. Espero que se haya tragado lo del medicamento y los efectos secundarios.
No puedo creer que me haya puesto a llorar delante de Levi ¿Qué soy? ¿Un niño de 5 años? ¿Qué pensará ahora Rivaille de mí? Se supone que ya soy un hombre hecho y derecho.

Toc, toc toc.
- Adelante. - Se escuchó desde el otro lado de la puerta.
- ¿Qué es esto? - Preguntó el hombre más fuerte de la humanidad al ver lo que le había dejado encima del escritorio.
- E- es té. - Ví como le daba el primer sorbo pero no antes de olerlo con detenimiento.
- Jaja. - Intenté contenerme, pero aún así se me escapó una pizca. Espero que no me haya oído.
- ¿De qué te ríes? - Dijo más serio de lo habitual. Me ha oído.
- Jajajajaja. - No pude contenerme más.
- ¡Oye!
- Jajajaj, ¿có-cómo es que, que siempre sujetas así los, los vasos? - Me costó hablar sin reír.
- Es muy cómodo.
- Jajajaj, bueno, me retiro. Con permiso.

Toc, toc toc.
- Adelante. - Se escuchó desde el otro lado de la puerta.
- ¿Hoy no me preguntas qué es esto? - Le dije después de ofrecerle la bebida y ver que se la lleva directamente a la boca.
- Es té.
- Bueno, me alegro de que te guste. - Estaba feliz, muy feliz. En ese momento tuvimos contacto visual, estaba tan centrado en la felicidad que sentía que no me di cuenta de que llevábamos varios segundos mirándonos a los ojos, cuando me percaté de eso retiré la mirada al instante.
- Bueno, me retiro. Con permiso.
- Eren, espera. ¿puedes traerme otro té?
- Cla-claro. - Dije contento, "le gusta, le gusta lo que hago por él", "ha valido la pena" pensé. - ¿Pero no será malo beber demasiado té? - No me contestó. Aún así retomé mi camino hacia la puerta no para irme a hacer mis cosas sino para hacer una segunda taza de té para Levi .

Toc, toc toc.
- Adelante. - Se escuchó desde el otro lado de la puerta.
- Aquí tiene su segunda taza de té. - Dije feliz. - Bueno, me ret...
- Siéntate, ese segundo té es para tí.
- ¿Qui-quiere que yo me quede aquí y me tomé el té? ¿Con usted?
- Sí. - Dijo estoico.
- Gra-gracias. Con permiso. Me senté en una de las dos sillas que había delante de su escritorio, estábamos sentados los dos en su habitación y a sólo unos centímetros uno del otro tomando té.
- ¿Otra vez los efectos secundarios?
- ¡¿Ehh?! - ¿Estaba llorando? Sí, estaba llorando.
Me sequé las lágrimas rápidamente y deseé que no me pidiera la respuesta a su pregunta. Aunque yo ya sabía la respuesta: estaba llorando de felicidad, intensa felicidad.

Esta situación, yo y Levi tomando té, es como una cita.
Ha valido la pena traerle té todos los días.

Rivaille, te amo.

Eren x LeviWhere stories live. Discover now