Capítulo V - La camisa

983 70 12
                                    

Toc, toc, toc.
- Adelante.
- Con permiso. - Llevamos tres semanas tomando té juntos. Todos los días a la misma hora, la verdad es que aún no me creo que esto este ocurriendo.

- Llegas tarde.
- Lo sé, lo siento. No volverá a pasar.
- ¿Qué pasó?
- ¿A qué se refiere? - Dije sentándome con mi taza de té.
- Hoy es tu día libre. ¿Por qué aún así has llegado tarde?
- Es un secreto.
- Tch. - Qué bien que no me haya obligado a hablar.
- No se habló de nada más, como de costumbre; nuestras conversaciones terminan rápido.
En realidad me gustaría empezar una nueva conversación; sacar un nuevo tema y luego otro, y otro y otro más hasta cansarnos de hablar pero Levi no es de los que conversan así que es difícil con él.

- Bueno, me retiro. Con permiso. - Recogí la bandeja y salí de la habitación.

Toc, toc toc.
- Adelante. - Me miró confundido.
- Verás, como usted ha dicho hoy es mi día libre y bueno, en fin, quería decirle que si necesita algo, alguna cosa, o que le haga algo sólo dímelo. - ¿Qué me pasa? ¡He hablado fatal!
- No necesito nada. - Sus ojos seguían en los papeles.
- Puedo limpiar tu habitación.
- Para limpiar algo antes debe estar sucio.
- En- entonces puedo, puedo... - Me interrumpió, aunque de todas formas no me salía nada, no hay nada que limpiar, su habitación esta impecable.
- Puedes doblar la ropa que queda.
- ¿Qué ropa?
- La de ahí. - Me señaló con la mirada su cama. - Hoy he limpiado mi armario pero no he tenido tiempo de devolver toda la ropa adentro. Esta encima la cama, se debe doblar.
- Gra-gracias. - Me miró confundido yo solo aparte la mirada y me dirigí a su cama. A cada paso mi corazón se aceleraba más y más. Estaba yendo a su cama, al lugar dónde él duerme. Me pregunto si es de los que duermen con ropa interior aunque lo más probable es que use pijama, espera, espera ¿y si es de los que duermen desnudos? Empecé a agitar mi cabeza de un lado a otro para no visualizar a Levi durmiendo desnudo.
- ¿Estas bien? - Me preguntó Levi desde su escritorio.
- S-sí. - Dije sin darme la vuelta porque sabía que estaba sonrojado, notaba como ardía en calor toda mi cara. "Quiero saberlo, quiero saber cómo duerme." seguía pensando.

Empecé a doblar, sólo había camisas supongo que todo lo demás ya estaba doblado. Terminé más rápido de lo que imaginaba, no quería irme aún, así que desdoble un par de camisas y volví a doblarlas lentamente mientras inspeccionaba cada milímetro de esta parte de la habitación, gracias a mi acurada inspección ví el cesto de la ropa sucia de Levi. Me acerqué a él y cogí una camisa y la escondí debajo de mi abrigo verde.
- Ya terminé. Espero haberle sido de ayuda. - Dije mirándolo con una gran sonrisa, no podía dejar de sonreír, estaba muy contento tenía una camisa de Levi, tenía algo de Levi. El no apartó la mirada y yo tampoco porque hoy la ventana de su habitación esta abierta y el sol ilumina sus ojos, ¡son tan bonitos! ¿Cómo voy a apartar la mirada de eso? - Hoy tus ojos están más bonitos de lo normal. - ¡Espera! ¿Lo he dicho en voz alta? - Lo- lo siento. Con permiso. - Salí corriendo y no paré hasta llegar al sótano. "¡Lo dije en voz alta!", "¡Lo dije en voz alta!" no paraba de repetirme eso a mí mismo así que agite mi cabeza de nuevo para no pensar más en mi fallo.
"Estoy muy cansado" me dije al sentir mis piernas pesadas así que me tumbe en la cama y fue entonces cuando recordé que tenía una camisa de Levi, la saqué y empecé a olerla. "Espera, este es ese olor que siento siempre que entro a su habitación" pensé.
Ese era su olor y no lo sabía, creía que era el olor de algún producto de limpieza. Abracé su camisa y seguí aspirando su aroma hasta dormirme. Era un olor suave, un poco desagradable si se olía muy de cerca, como todo el olor a sudor del mundo, pero si se olía despacio y con detenimiento era dulce y agradable.

- ¡Despierta!
- Ahh! - Sentí un fuerte dolor en mi estómago, me habían golpeado. - ¿Levi? ¿Qué hace usted aquí?
- ¿Cómo que qué hago aquí? Ya es de noche así que vengo a encadenarte.
- ¿Ehh? No me di cuenta. Me quedé dormido. - Recordé que me quedé dormido oliendo su camisa, "debo encontrarla". Empecé a buscar con la mirada a todos lados. "Si él la encuentra no podré mirarle a los ojos de nuevo".
- ¿Buscas algo?
- No, nada en concreto. - Dije sin mirarlo porque estaba mirando debajo la cama. "Debo encontrarla", "debo encontrarla",
"debo encontrarla"... - Interrumpió mis pensamientos.
- ¿No será esto lo que buscas? - Dijo agitando su camisa.
- No, no es eso.
- ¿Qué hacías con mi camisa? - Cada uno estaba a un lado de la cama "qué suerte" pensé, si estuviera más cerca seguro ya me habría roto algún hueso.
- No sé cómo ha llegado eso aquí.
- ¿No? Bueno, da igual. Vuelvo en 5 minutos, para entonces te quiero preparado para dormir. ¿De acuerdo?
- Sí. - Vi cómo Levi se distanciaba ¡con su camisa! "No, no, no" me dije sin parar. No quería que se la llevara, al fin tenía algo suyo, no quería perderlo.
Corrí hacia Levi y estiré esa camisa.
- ¿Qué haces mocoso? - Me apartó con una rápida patada en el estómago y caí al suelo. Mientras estaba en el suelo veía cómo se alejaban: él y lo único que conseguí de él.
- Por favor. - Sólo se dio la vuelta mirándome a los ojos, y yo lo repetí. - Por favor. - Él se volvió a darla vuelta para seguir andando hacia la salida, le faltaban pocos pasos "no" pensé, "¿por qué? ¿por qué?". Corrí de nuevo hacía él y me detuve en la salida, obstaculizando la salida. - Por favor.
- No. - Notaba que él me estaba mirando pero yo no podía así que agache la cabeza.
- ¿Por qué?
- Es mía. - Mis ojos empezaron a regar el suelo gota a gota. Ahora mismo me daba igual que me viera llorar, sólo quería recuperar la camisa.
- Por eso la quiero. No puedo tenerte a tí así que al menos déjame algo que me recuerde a tí.
- No. De esa forma no me olvidarás.
- Yo no quiero olvidarte. - Levante la cabeza. - Yo ya lo decidí hace tiempo. Quiero seguir enamorado de usted, me da igual que jamás sea correspondido y sé que jamás lo seré. - Me costaba mucho hablar, estaba llorando. - Pero me da igual eso, yo ya lo acepté porque me di cuenta de que desde que me enamoré de tí yo soy muy feliz. Todos los días me levanto lleno de vida y de ganas de vivirla porque sé que usted está en ella. Antes sólo vivía para no morir. Así que..... - No pude acabar, porque, porque Levi me abrazó.
Aproveché para olerlo y como me imaginaba su olor es idéntico al de la camisa.
Su frente tocó mi cuello por unos instantes, noté como mi cuello se calentaba lentamente "nuestras  pieles se han rozado" pensé.
Estaba pegado a mí, notaba como su calor corporal penetraba en mi cuerpo y me provocaba escalofríos, cada uno de esos escalofríos relajaba y calentaba mi cuerpo, más, cada vez más.
Sus brazos estaban alrededor de mi espalda, no podía creerlo, quería abrazarlo también pero si lo abrazaba quizás se distanciaría de mí.
De pronto una de sus manos empezó a revolverme el pelo.
- Al fin has dejado de llorar.

Eren x LeviWo Geschichten leben. Entdecke jetzt