5 - Vampiros

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—¿Así que no sabes nada sobre vampiros?—decía el extraño—. Chico, deberías ponerte al día cuanto antes. Es un asunto comprometido.

Hasnik acercó la silla hasta colocarse en frente de la cama y se sentó. El intruso tenía el libro sobre el regazo, y lo abrió por el primer capítulo.

—Espera. Antes de nada, me presentaré —se ofreció—. Mis disculpas, pero necesitaba tu confianza. Mi nombre, como ya has averiguado, es Matheïas gun Riksgård, y soy un elfo oscuro. He dedicado toda mi vida a cazar vampiros, y no hay paraje solitario de este gran continente que no haya pisado.

—Aún no tienes mi confianza —espetó el joven—. Cazas vampiros has dicho, y yo soy uno de ellos.

—Ah, sí, eso he dicho. Falta por desvelarte un pequeño detalle, pero lo matizaremos un poco más adelante. Ahora preséntate, sé honesto.

Hasnik no se opuso, y a desgana fue forzado a ello; era lo más justo.

—Me llamo Hasnik Heinonen, y soy un Caballero de la Salamandra. O lo era, no lo sé. Vivía tranquilamente en la noble villa de Aswad hasta que mis padres fueron asesinados y me vi obligado a huir. Por lo visto, soy un vampiro y alguien quiere darme caza.

—Perfecto, comencemos —dijo alegremente el elfo oscuro mirando el viejo tomo—. Vampiros, vampiros...haremos un pequeño prólogo.

"Como te habrán enseñado en la escuela de los Salamandra, el mundo fue creado por un puñado de dioses aburridos. Cada uno era más arrogante que el otro, y todos querían tener una parte de ellos en este lugar como muestra de su poder. Se dio vida a muchísimos seres con alma propia, tanto en la flora como en la fauna, y fue en este continente donde surgieron. Te lo imaginarás: vaiyunis, dragones, elfos...todos caminando por aquí. Pero claro, era muy bonito visto así. Entonces Karn, uno de los dioses más pesados que hayan podido existir, capturó a un puñado de humanos en una de sus incontables visitas tras haber adquirido el mismo aspecto que ellos, y unos cuantos experimentos después, ¿a que no adivinas? Surgieron los vampiros.

Hizo una breve pausa. Levantándose de la cama, se sirvió un poco de agua de una jarra próxima a la ventana. Bebió largo y tendido mientras observaba por la ventana, y Hasnik se quedó paralizado. El tipo estaba loco, sin duda. Parecía haber se olvidado de él totalmente.

Volvió a ocupar su asiento.

—¿Por dónde íbamos? ¡Ah, sí, ya me acuerdo! Bueno, el caso es que a ninguno de sus compañeros todopoderosos les hizo gracia esta nueva acción llevada a cabo a sus espaldas, y fue exiliado. Pero no hablaremos de Karn, aunque juega una parte muy importante en esto.

"Por otro lado, Cresel, otro señorito que se dice controla la magia allá donde esté, fue aún peor que el anterior. Dejó caer uno de sus ojos imbuidos de poder a la Tierra, y como comprenderás, esas cosas alteran el orden, por lo que con el tiempo, ciertas criaturas comenzaron a sufrir cambios un tanto desproporcionados. Gracias a él, hubo una gran competencia entre razas y criaturas, y le doy las gracias. Imagínate esto lleno de elfos y humanos. Menudo aburrimiento.

"Gracias a lo que los historiadores llaman el Ojo de Cresel, a los vampiros también les llegaron cambios, y muy drásticos. El maravilloso objeto regulaba el caos y el orden, por lo que nacieron otros dos tipos de vampiros, y más tarde se los definió para no inducir a error alguno: los de la Luna Llena, los Derramasangre y los de la Brisa.

El muchacho estaba perplejo. Conocía perfectamente el nacimiento de la tierra en la que vivía, pero jamás les habían hablado de vampiros y ni de cuántos tipos había. Aquello cada vez le parecía más interesante.

Matabrujas - El Caminante de AswadWhere stories live. Discover now