Luego de pasar media hora frente al armario, simplemente cedí y me vestí de la misma manera de siempre. No tenía la paciencia suficiente como para probarme miles y miles de combinaciones y ver cual quedaba mejor.
Me encontraba sentada en mi cama, de nuevo pensando de más. Me sentía más insegura que nunca. Mi mirada viajaba de mi reloj a mis temblorosos nudillos. Me di cuenta que no habíamos acordado si él vendría a buscarme o si yo tenía que ir. Me desesperé y, luego de dar vueltas y vueltas me dije que esperaría hasta unos momentos antes de las 7 y, si no aparecía, el siguiente paso era evidente.
En el momento en que las agujas del reloj se detuvieron a diez minutos antes de las siete, el timbre de mi casa retumbó por las paredes. Mi corazón dio un vuelco y me pregunté cómo conocía mi dirección.
Al comenzar a caminar en dirección a la puerta, recordé aquella vez que mi madre pidió que me dejaran a mí primero en casa. De seguro la conoció desde allí.
O quizá era un vendedor ambulante el que tocó el timbre.
Alisé mi ropa y acomodé mi cabello. Sí, era consciente de que me veía ridícula, pero no pude evitarlo. Posé mi pie en el primer escalón y bajé cuidadosamente, procurando no provocar algún ruido. De pronto los nervios comenzaron a invadirme de nuevo y suspiré ruidosamente.
— ¿Jane? ¿Eres tú? —Habló mi madre.
Carraspeé y volví a suspirar, apretando mis ojos, de alguna manera tratando de tragarme mi nerviosismo y bajé con cierta rapidez.
Al verlo allí parado, intenté disimular lo más que pude. Mantuve mis ojos normalmente abiertos y apreté mis labios para evitar quedar boquiabierta. Su mata de cabello estaba escondida en un gorrito negro y llevaba una camisa azul pálido, un abrigo café y unos jeans.
Esbocé una pequeña sonrisa sellada e hice un ademán con la mano en forma de saludo. Casi pude sentir el regaño de mi madre por no haber sido capaz de pronunciar un saludo decentemente.
— Hola... —Me sonrió de vuelta—. ¿Nos vamos?
— ¿Ir adónde? —Preguntó mi madre, encarnando una ceja.
Oh, Dios, había olvidado decirle.
— Mamá... ¿puedo hablar contigo en la cocina un... momento?
No respondió, simplemente obedeció y caminó conmigo hacia la cocina. Cerré la puerta una vez que ambas estuvimos dentro y la encaré.
— Harry me invitó a Flat White en... —miré mi muñeca, imaginándome que un reloj se encontraba allí— un rato. ¿Me dejas ir? ¡Por favor! ¡Volveré antes de las 9!
— Ve, ve —fue detrás de mí y comenzó a empujarme.
— ¿En serio? ¿Así de fácil?
— No hay problema, ve, ve, ve —una vez fuera, me dio un último empujón, provocando que chocase contra Harry.
Enrojecí casi al instante, y Harry me agarró con sus brazos. Me separé con cierta lentitud y sentí el impulso de cubrirme el rostro, pero no lo hice. Simplemente solté una simple despedida hacia mi madre y cerré la puerta una vez que ambos estábamos fuera de la casa.
— S-Siento eso... —Murmuré. Allí venía el tartamudeo una vez más.
— No te preocupes —respondió con simpleza. Comenzó a caminar un poco más rápido que yo, por lo cual aceleré un poco el paso. Se detuvo frente a un Vauxhall bastante moderno.
YOU ARE READING
El chico del bus » Styles (editando)
Fanfiction"El amor nunca muere, nunca se va, nunca se desvanece, siempre y cuando estés al pendiente de él." -Gayle Forman.