nowhere

130 13 7
                                    

Podría describir lo que siento bajo la piel
pero está tan, tan bajo,
que te quedarías sin oxígeno antes de llegar.
Podría navegar contra viento y marea,
pero seguiría en el océano de las lágrimas
y mi fe ya no soporta otra marejada.

Y es que de tanto esperar y esperar el tiempo se ha hecho viejo,
y la arena del reloj se me escapa entre los dedos
y de tanta arena el suelo está hecho un desastre
y ya he pisado tres cristales
y me falta el aire si pronuncio tu nombre.

Préndele fuego a la vida,
se nos está apagando el alma.

Nosotros en crisis y tú malgastando la llama.
Fuera llueve y yo sin paraguas.

Entre baladas tristes que llevan tu nombre
y vinilos con mucho polvo al fondo del cajón.

Ahí estamos.

Mi única prioridad es salir a la superficie,
pero tu última gota de sangre ha caído en el vaso
y estoy rebosando porque nadie me bebe.

Y si supieras que viviría toda la vida en tu playa,
que sólo quiero que tus olas me mezan en el agua turbia que nos empapa.
Si sólo supieras que estoy a una palabra de distancia
y que se la gritaría al mundo...
Pero la última vez que me emborraché te quise tanto que...

Que no te recuerdo.

Así que voy a tirarlo todo por la borda porque me estoy desbordando.

Porque me perdí en el reflejo de tus ojos verdes
y se me hizo pequeña el alma cuando los cerraste y no te vi;
así que salí ahí fuera a buscarte y volví a encontrarme sola
en
mitad
de
ninguna
parte.

—Por eso pido a todo aquel que lea esto
que si lo encontráis, decidle que vuelva;
que no duermo si no está cuando cierro los ojos;
que me muero de miedo si dos lunas verdosas no me iluminan cada sueño.

Y si por un casual el destino te ha traído hasta aquí
y eres tú el que lo está leyendo,
puedes darte totalmente por aludido;
ahora ya sabes que estoy aquí
y no pienso salir huyendo.

A sus ojos verdesWhere stories live. Discover now