Cuarto parte, Capitulo 7.

54.4K 4.8K 401
                                    

Jenna se removió inquieta en el sofá, inquieta y dolida. Aún más, inquieta, dolida, asustada y sola.

No podía creer que desde hace un par de días Hugo no le dirigiera la palabra, que Sebastián no regresara de su viaje aun cuando debía haber sido hace días y que Fabián apenas pasara tiempo con ella porque en su trabajo lo necesitaban.

No podía creer que Hugo creyera que ella se consideraba su madre, que lo tratara como niño.

Admitía que a veces lo regañaba y esas cosas, que seguía pensando que era vieja para él pero, nada más. ¿O no?

Ella recordó cada momento con él, como lo había tratado y se quejó.

—No puedo ser tan tonta —murmuró.

Llevaba tiempo allí y seguía pensando igual. ¿Cómo era posible eso?, ¿Qué más necesitaba para darse cuenta de su error?

Hugo ya no le hablaba, ¿y si los demás pensaban igual que él?, ¿qué iba a hacer?

Ella abrazó sus piernas y suspiró.

Jenna sabía que amaba a Hugo, como a su hermano y Sebastián. Admitía que Sebastián la hacía sentir diferente que Hugo o Fabián, pero se sentía diferente incluso con cada uno de ellos.

Con Sebastián se sentía segura y pequeña, con Fabián sacaba a relucir su mando, sobre todo cuando estaban juntos, a ambos le gustaba que ella tuviera más control, y con Hugo… con Hugo era como una fiesta, con bromas y demás, siempre con energía, siempre haciéndola reír.

Solo que hasta hace un par de días había estado más preocupada de cosas sin sentido, cosas de las cuales no tenía por qué preocuparse. Si Hugo no se hubiera molestado con ella, no le hubiera mostrado cuanto podía llegar a echarlo de menos, a todos en realidad, nada hubiera cambiado dentro de sí.

Volvió a quejarse y suspiró.

¿Qué tan tonta podía ser una persona?

Cuando escuchó la puerta abrirse y cerrarse se puso de pie enseguida. Fabián apareció en la sala con el ceño fruncido y una mirad preocupada.

—Apareció —dijo enseguida.

—¿Dónde…

—Está en el hospital.

—¿Qué? —jadeó Jenna y lo observó sin poder creerlo.

—Está en el hospital, en cuidados intensivos. Atacaron a su grupo de entrenamiento en el bosque.

Jenna tuvo que sentarse en el sofá por la impresión.

No podía creer que Sebastián estaba en el hospital, que alguien lo atacara.

—¿Hace cuando está allí? —susurró. Él dijo nada  —¿Cuándo? —insistió.

—Dos días —murmuró.

Jadeó y se puso de pie.

—¿Qué? ¿Dos días? Sebastián lleva dos días en el hospital y no me habían dicho nada —no podía creer lo que le estaban diciendo.

—Jenna —murmuró Fabián y se le acercó.

No se movió cuando él puso sus manos en sus brazos.

Solo lo observó.

—No queríamos que te preocuparas —ella negó y se alejó de ambos.

Llevó una mano a sus ojos.

—¿Y no me he preocupado por estos días?, ¿no he sufrido por no saber que había sido de él…? —negó —y ustedes simplemente me dejaron sentirme así.

El Placer de JennaWhere stories live. Discover now