Quién era ella?...

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He sido cristiana desde antes de nacer, mi papá era Pastor....y viviendo cerca del campo siempre siempre lo iban a buscar por "espíritus extraños".
Vi tanto real y tanto falso que conozco perfectamente la diferencia... Y para colmo... Podría perfectamente dedicarme a psiquica, no se si tanto contacto con esto, pero desde que recuerdo puedo ver premoniciones y sentir cosas que nadie más siente....y la verdad no me gusta para nada.... De todas las cosas que he visto, hay algunas que me han marcado para toda la vida.... Iré de a poco.... Lo que contaré hoy, sucedió cuando tenía 17 años... Estábamos de visita en la casa de unos tíos en Codegua (sector de campo cercano a Rancagua, de donde soy) en ese tiempo sólo algunos adultos ABC1 tenían celular, así que no tenía como organizar juntarme con mis primas... En la casa donde estábamos (Tio Ramiro, que en realidad era primo de mi papá, pero por respeto y cariño le decíamos así) que tenía unas hijas más menos de mi edad, trío de comemocos pesadas con las que no me llevaba. Yo me juntaba con las hijas de mi tío Esteban que vivía a unos 2 kilómetros del tío donde me encontraba... Hablando los adultos, le cuentan a mi papá que la tía Juani, esposa de mi tío Esteban estaba enferma, pero, no sabían de que, porque hace días el tío Esteban había ido a trabajar al norte y no tenían noticias de ella o de las "chiquillas" (la Mari y la Rosi, de 16 y 14, mis primas favoritas)
Mi papá y mi tío Ramiro se propusieron ir a verlas, mi papá me preguntó si lo quería acompañar y ver de paso a las chiquillas, un escalofrío recorrió mi espalda, al que no le presté atención, porque las opciones disponibles no eran más alentadoras.... Quedarme con las comemocos (primas pesadas) o ir a ver a las chiquillas.... No lo pensé y respondí con un rápido sí. Subimos todos a la camioneta "ranchera" de mi papá, yo me fui en la parte de atrás para darle mi espacio a mi tío Ramiro y su esposa la tía Maigo.
Partimos y la camioneta daba tumbos por el camino de tierra, alejándose con sonoros chirridos por el oscuro callejón que sólo tenía algunos postes de alumbrado público aproximadamente cada 20 metros. La noche de enero estaba cálida, algún zancudo intentaba meterse por mis oídos mientras me ponía el gorro del poleron y subía el cierre hasta las orejas.
Llegamos a eso de las 9, cuando en pleno verano está esa especie de sol y sombra que no deja ver claro. La gran casa de adobe donde vivían (casa que perteneció a la mamá de mis tíos, tía de mi papá) estaba sin la luz de entrada encendida, bajamos y yo toda feliz me bajé de un brinco y fui hasta la puerta. Estaba cerrada, cosa rara, porque siempre estaba junta. Grité a los de la camioneta: está cerrado!!! Voy a pasarme por la pesebrera!!!
Algo gritó mi papá de vuelta, pero con la emoción de ver a las chiquillas no intenté saber que dijo. Corrí por el largo frente de la casa, doblé la esquina que daba al callejón donde la casa se extendía por varios metros, luego comenzaba la pirca para finalmente dar con un portón grandote de fierro. Por entre la pirca y la pesebrera que estaba pasado el portón había un alamo guacho que con los años había estropeado la pirca, me encaramé por entre las piedras, el árbol y la pared de madera, me agarré de un tablón y llegué al otro lado. La pesebrera estaba abierta, el gallinero también y los perros no se habían asomado para un ladrido siquiera... Los llamé: caporaaaal!!! Comenuuuunca!!!!Ruuuuucio!!! Nada. Caminé por el patio en dirección al corredor, pensando que en sus sillones estarían las chiquillas y reiriamos como tantas veces lo hicimos. El corredor estaba entierrado y vacío. Fui a la cocina, la puerta abierta de par en par daba al patio, la luz apagada..... Detrás de mi escuché moverse ramas y lo sentí.... Ese frío molesto que da en la columna, esa como electricidad que corre por los brazos y te convierte en hielo la punta de los dedos.... No quise girarme, me quedé quieta, recordando todo lo aprendido con mi padre.... Eso hizo una especie de sonido, como desde la garganta, leve pero audible... Me giré muy despacio... Lo que fuera aquello que estaba detrás de mi, se espantó y se trepó en el aromo del patio, a unos 7 metros míos.... Me acerqué un poco, vi un pie, luego unas piernas de mujer.... Escuché unos pasos que se acercaban, los reconocería incluso en la eternidad, mi papá se aproximó a mi y muy suave me dice: no. Busca a las chiquillas, yo me quedo acá.
Mi tío Ramiro había entrado también y juntos empezamos a buscar a las chiquillas.... En ese momento me pregunté: porqué sólo a las chiquillas? Que acaso no importa mi tía Juani???
Todas las habitaciones de la casa daban al patio, como toda casa antigua. Comedor, despensa, el fogón, dormitorios, la pieza de las costuras, la de los aperos.... Nada, no estaban.... Llega mi papá conmigo y me dice: saltó, apurate q tu mamá quedó sola con tu tía Maigo.
Le respondo: vaya a abrirles y así ayudan a buscar.
Saltó?? Que saltó??!! No entendía, estaba asustada y no encontraba a mis chiquillas... Me vino a la mente el lugar donde nos escondiamos cuando no queríamos ir a la iglesia.... El pajar!!!! Corrí por el patio mientras se escuchaban las voces de mi mamá y mi tía entrando en la casa.
Atravesé el patio, el huerto, pasé el cerco que separaba el potrero abierto de la casa, donde se encontraba el pajar. La puerta del lado bajo donde se montaban para cargar camiones estaba cerrada, la puerta del lado alto también, pero estaba cerrada por dentro. Pasé la mano por entre las tablas flojas del borde y di con el picaporte, lo destrabé y la puerta se abrió. Escuché a mi papá llamándome; En el pajar!!!! Respondí voz en cuello y entré.
Cero luz, el corazón a full por la angustia y la corrida, subí hasta el escondrijo y ahí estaban mis primas.... Me miraron asustadas y me hicieron el gesto de silencio. Las abracé. Por su apariencia noté que llevaban varios días en ese lugar. El techo sobre nuestras cabezas chirrió y comenzó a hundirse de a poco la lata, se escuchaba como si corrieran. Las chiquillas se tapaban la cabeza y lloraban en silencio. El ruido cesó. Y se comenzó a escuchar en el techo del lado bajo del pajar, junto a donde estábamos, seguí abrazando a mis primas, su llanto y el apriete de sus manos me hacían olvidar ese frío y la piel erizada que me provocaba sentir esos sucesos.... La ventanita por donde pasaban los sacos para dejarlos en el techo de la parte baja y subirlos a un camión, y que estaba a unos centímetros nuestro se abrió con fuerza... La cara de mi tía Juani me miraba sin mirarme, los ojos desorbitados, la boca torcida, toda sucia, el pelo revuelto, las manos en una posición imposible, se movía como animal en cuatro patas....y esos sonidos guturales tan difíciles de describir.... Se abalanzó sobre nosotras.... Sólo cerré los ojos y recordé.... Recordé esas palabras que luego de caer abrazada con mis primas desde lo alto del pajar estaba diciendo mi papá en voz alta con Biblia en mano.... Eso que se suponía era mi tía, se retorcía y gritaba, se arañaba y azotaba con fuerza contra el piso.... Llegó mi tío Ramiro y nos sacó a las tres de ahí. Nos llevaron a la casa de él donde mi tía Maigo y las comemocos se consiguieron con un vecino llevar a mis primas al hospital. Nos quedamos hasta el otro día mientras a la Mari le arreglaban una costilla rota, a mi un esguince en la mano y a la Rosi le dieron calmantes porque no dormía en días.
Nos fue a buscar mi mamá, llegamos a mi casa donde estaban las cosas de mis primas. Lograron comunicarse con mi tío Esteban tres días después y él llegó al cuarto. Con mi tío Ramiro pusieron en venta la casa a puerta cerrada, y mi tío Esteban se fue con mis primas a vivir a La Serena, donde mis primas hicieron su vida y con quienes tengo contacto hasta el día de hoy.
Ellas no contaron mucho que fue lo que pasó, el sólo recordar las llenaba de miedo. No visitan esta zona y le tienen terror a las casas de adobe. De lo poco que dijeron, lo que más me atemorizó fue cuando mencionaron que su mamá había empezado a comer adobe de una grieta que estaba en la "pieza vieja" donde hacían los aperos de huaso... Que la escucharon conversando con "alguien" y no sola, porque podían oir otra voz que le respondía cuando ellas no estaban mirando.... Que un día el caporal (uno de los perros de la casa) cuando estaba empezando esto, comenzó a ladrar a la mamá cuando estaba en el patio, y que cuando la mamá se acercó al perro este se lanzó a morderla alcanzandole un brazo y que ella lo había tirado lejos.... Que la última vez que escucharon gruñir a los perros fue la noche en que eso estaba en la mamá y nunca más supieron de los animales...
Muchos años después de ocurrido esto, le pregunté a mi papá donde estaba mi tía Juani, que había pasado con ella??
El me miró con tristeza y me respondió: porqué crees tú que tu tío Esteban se fue?? Porqué crees que nunca más volvió??
No lo sé-respondí- por miedo de que a mi tía le volviera eso??
Ella ya no estaba-me respondió-eso que tu viste no era ella....

Apophenia Where stories live. Discover now