Insectos

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Las voces canturreaban y si pudiera verlas, Reita estaba seguro que estarían saltando. A pesar de que no había recuperado el conocimiento, estaba consciente de todo lo que hacían las voces. <<Vamos a casa>> dijo una con voz de niño pequeño. << Y Aoi no nos va a llevar >> advirtió.

Reita quiso decir algo pero su estado casi comatoso no se lo permitió. << ¿Y si le hablamos al transporte? No creo que el ángel pueda contra él y nosotros llegaríamos mas rápido>> dijo otra. <<¡SÍ!>> se emocionaron al mismo tiempo.

Aoi estaba recargado en el marco de la puerta del baño mirando con cierta ternura al sacerdote, mientras atendía al inconsciente Reita, no era mucha la atención pero lo procuraba y eso le agradaba. Llevaban dos noches en el dichoso motel de mala muerte, y realmente esperaba no tener que pasar una tercera. No había recibido noticias de la Organización, lo cual era bastante extraño,  pensó que si tardaba un poco más, mandarían por él y quedaría como un idiota.

Durante ese tiempo, no se había sentido mejor, al contrario, la falta del demonio se hacía cada vez menos tolerable. ¿Por qué? Si sólo lo había visto una vez. Se estaba volviendo loco, sus sueños que de por si eran pocos, estaban inundados por esa preciosidad castaña.

Sin mencionar que Reita nombraba una y otra vez a Uruha. Se estaba partiendo la cabeza tratando de averiguar qué estaba pasando en realidad. Tal vez ese portal entendía por qué no podía dejar de pensar en ese demonio, tal vez si era una clase de hechizo y no otra cosa.

—¿De verdad lo vamos a llevar a la Organización? —preguntó Kai sentado a un lado de Reita quien permanecía dormido, respirando agitadamente.

—Es el plan —contestó Aoi caminando hacia ellos—. Aunque espero que se pongan pesados por el retraso —chasqueó la lengua.

Kai le secó la frente al rubio, era claro que tenía fiebre, la habían logrado controlar pero sólo a ratos, el padre temía que la salud de Reita se viera cada vez mas afectada debido a las temperaturas tan altas a las que su cuerpo se veía sometido.

Sin embargo, no hallaba alguna forma de ayudarlo, sólo tratar de mantenerlo a una temperatura adecuada. 

—Espero que puedan ayudarlo, de verdad está muy mal —dijo con pesar.

—No he visto muchos casos de exorcismo, en realidad no creo que este sea peor que los demás —el ángel alzó una ceja. Reita no tenía estigmas, arranques extraños de convulsiones, hablaba raro, o tenía heridas de la nada, como la mayoría de los casos de exorcismo que había visto.

Kai bufó—. Es porque es diferente a los demás, Reita no es un caso de exorcismo. Es la clave del Apocalipsis  —habló irónicamente.

El ángel se alzó de hombros—. Eso o el demonito es muy débil. Vamos, si realmente fuera tan especial no me hubieran mandado a mi, hubieran mandado a todo el ejército. Y no lo digo por mi falta de habilidad, soy el mejor —se burló con superioridad—. Pero jamás dejarían a la clave del Apocalipsis en manos de un simple cazador. Y no es la primera vez que escucho que se acerca el fin del mundo y nunca pasa, seguro sólo es un caso estúpido de exorcismo y ya —giró los ojos.

—Aoi, no deberías menospreciar este asunto, después de todo, todo ser maligno es peligroso y...

Kai no terminó de decir la frase puesto que un impacto que hizo temblar el suelo del cuarto los interrumpió, sonó como un estallido de varios cohetes o armas de fuego. Los dos se quedaron estáticos, el padre se giró de inmediato hacia Reita quien no mostraba señales de despertar.

Between Angels & Insects [The Gazette]Where stories live. Discover now