La guerra que no aseguro ganar

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Miyavi corrió por el pasillo de la puerta cerrada, estaba casi seguro que aunque el ejército se hubiera rebelado y hubiera masacrado a los que ahora consideraban desertores, había sobrevivientes y Melody debía ser una de ellas. Tenía que encontrarla. Kyo lo seguía de cerca, el pequeño ángel no había puesto objeción a su plan, aunque parecía estar bastante incómodo en la situación, como si su cabeza estuviera en otro lado.

Antes de llegar a la puerta y como había anticipado sintió la energía de Melody actuando como un portal. Su esposa estaba con los ojos cerrados parada frente a la puerta de madera, sin embargo, estaba sola; lo cual sorprendió al líder de la Organización.

—Mel —pronunció calladamente.

Melody abrió los ojos sonriendo ligeramente y cayó al piso, muy débil para continuar manteniendo la barrera, lo había hecho mientras esperaba a Miyavi y ahora finalmente había cedido.

Miyavi corrió hacia ella sin pensarlo dejando a Kyo atrás quien se quedó a una distancia prudente para no incomodar y que le permitía escuchar lo necesario.

—¿Qué pasó? —preguntó Miyavi.

—Se rebelaron, quieren iniciar el Apocalipsis. Lo único que pude hacer fue bloquearles la entrada a este lugar. Aprovecharon que no estabas, ni tú, ni Gackt o Hyde; el consejo trató de luchar —cerró los ojos con fuerza—. Mataron a todos. Dime que ustedes podrán frenar esta locura.

El líder de la Organización no pudo decirle a su esposa que habían sido traicionados y sólo quedaban ellos.

—Claro que podemos —la voz de Gackt resonó en el pasillo. Traía a un demonio inconsciente en los hombros y era acompañado por un chico de cruel sonrisa, un humano con una marca en la mejilla que brillaba. El portal —. Es más, ¿por qué no nos dejas pasar y terminaremos con esto?

Miyavi se levantó, siendo cuidadoso con Melody quien había cerrado los ojos y había caído inconsciente.

—¿Cómo puedes hacer esto? —le preguntó Miyavi a Gackt.

Gackt sonrió.

—¿Cómo no puedes verlo? Tenemos la oportunidad de hacer todo de nuevo, hacerlo bien, sin necesidad de proteger a nadie. Un mundo que sea solo para nosotros, sin la plaga de los demonios, sin estar al servicio de una humanidad que no repara en nosotros.

—Esa no es tu decisión.

—Claro que lo es —se burló el arcángel moviendo ligeramente al chico en sus hombros.

—No te dejaré —en las manos de Miyavi apareció una enorme lanza que terminaba en dos picos.

—Puede que seas el líder Meevs, pero no eres el mejor guerrero y ahora estás solo —sentenció Gackt.

—¿Quieres probar? —Kyo se interpuso con la espada desenvainada.

De pronto, dos ángeles más se aproximaron a ellos. Kyo no conocía a ninguno de los dos, uno de ellos se le hizo bastante familiar, aunque descartó el pensamiento de inmediato, no estaba para hacer amigos.

—Tora —dijo Miyavi con sorpresa—. ¿Tú también estás a favor de esto? Tu hermano...

El mencionado sonrió de lado casi con melancolía—. Si hubiera sabido que Aoi nos traicionaría, lo hubiera matado yo mismo —dijo lanzándose finalmente con la espada en las manos contra Kyo.

Gackt por su parte bajó al demonio de sus hombros y se lo entregó al rubio; invocó su legendaria espada.

—Sabes que no te dejaré pasar —advirtió Miyavi.

Between Angels & Insects [The Gazette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora