Capitulo 2

5 2 0
                                    


Capítulo 2

Aaron

Como todas las mañanas se levantó temprano para ir a surfear. Evitó despertar a sus padres, tomó sus cosas y se fué lo más rápido posible, era un fanático del mar.

Apenas puso un pié sobre la arena escuchó una voz aguda y molesta gritar su nombre.

Cerró los ojos con molestia mientras maldecía en voz baja.

-Hola Ari.-

-Te dije que no me dijeras así, ya vete.-

-Pero yo solo quería acompañarte mientras te diviertes.- Ella hizo un puchero como niño al que le sacan su caramelo, y enrolló su cabello rubio en su dedo índice.

Aaron estaba harto de ella, ya había intentado todo para que se alejara. Normalmente la primera vez que les decía a las mujeres que se largaran, ellas lo hacían. Algunas temerarias llegaban a insistir y la recompensa era un golpe bajo en su autoestima y orgullo. No le gustaba tener piedad con personas que molestaban su existencia.

Pero con Zaira era peor. Esa mujer no se iba a largar ni aunque él se volviera transexual.

Él se fijó la hora en su reloj de muñeca.

Eran las 6:50am, se había despertado a las 6:30 am para surfear hasta las 7:30, que tenía que ir al colegio.

Estaba perdiendo tiempo preciado con esa chica.

Dejó que su enojo fluyera, nada le iba a impedir que disfrutara su mañana.

-No me importas Zaira, ni tu, ni tu estúpida existencia. Lo único que haces es molestar, eres detestable. Agradecería enormemente que te largaras y no vuelvas a menear tu trasero de zorra frente a mi. Ahora vete.- Su mirada fue cambiando de tristeza a indignación, y de indignación a orgullo.

-No te desharás de mí tan fácilmente Ari.- Deslizó su dedo por la mejilla de él y dió media vuelta alejándose unos pasos y estirando una toalla en la arena para recostarse.

Respiró profundo, y fue corriendo al mar.

El mar estaba más brusco esa mañana.

Tomó la tabla y empezó a bracear lo más rápido posible para alejarse de ella.

Se zambulló para evitar la primera gran ola que le enfrentaba.

Respiró profundo cuando salió y a los pocos centímetros sucedió lo mismo.

Miró hacia atrás viendo cuán lejos estaba de Zaira.

Una ola rompió a sus espaldas y lo tumbó de la tabla, por suerte pudo salir a respirar rápidamente.

Otra ola chocó contra él a los pocos segundos.

Sintió un golpe en la frente.

Salió a respirar y otra ola le empujó debajo del agua.

Volvió una vez más a respirar aire y la corriente se calmó un poco.

Ya se encontraba cerca de la orilla, y no vió rastro de Zaira y no sintió ningún tipo de emoción o cualquier otro sentimiento por eso, le daba lo mismo.

Se paró y comencé a caminar fuera del agua.

una ventisca soplo y levantó arena todo alrededor de él, impidiendo su visión periférica, únicamente había un pasillo, parecía que lo estaban guiando a un lugar en específico.

Miró sus manos con confusión, su reloj había desaparecido y su tabla no estaba en ningún lugar visible.

No se inmutó.

Siguió avanzando seguro de su camino, pero inconsciente de sus actos.

La arena bajo sus pies se volvió más oscura, el viento a su alrededor redució su hostilidad, y la imagen frente a él mostró una vieja casa de madera, rodeada de árboles altos y marchitos, con sus viejas hojas esparcidas por todo el lugar, menos un camino de piedra que llegaba a la entrada principal.

El viento hizo su última movida estrellándose fuertemente contra una reja que dividía los dos ambientes.

Su paso continuó sin interrupciones, dirigiéndose a la gran puerta de madera, que a parecer de Aaron debían de ser de una clase social media alta. No era como la casa de su abuelo en Washington Dc. pero tenía su encanto.

Llegó al pórtico y posó su mano sobre la manija de la puerta.

Empujó con fuerza el acceso a la casa, y cuando lo hizo el viento abrazador sopló detrás de él arrojándolo con fuerza dentro de la casa.

la seguridad y calma que sentía desaparecieron en cuestión de segundos.

Se paró alerta, y volvió corriendo a la puerta intentando abrirla con toda su fortaleza.

-Aaarghhh- Gruñó.

-¿Otro más?¡Son tan jóvenes! -

Su cuerpo giró rápidamente, buscando la fuente de la voz chillona. Al mismo tiempo recorrió todo el lugar con la mirada analizando todas las posibles armas.

-¿Quién está ahí?- Exigió con fiereza.

-¿Quién cree que es para hablarnos de esa manera?¡INSOLENTE!-

-¡JA! Te dije que no era un error, no puede haberse confundido dos veces.-

-¡Tiene que ser un error, son muy jóvenes!-

-¿En qué estaba pensando madre cuando hizo esto?-

-¡Muéstrense!- Gritó temerosamente.

-Me gusta su actitud.-

-ES LA PRUEBA VIVIENTE!-

-No hay duda-

-¿Acaso madre se confundió dos veces?-

-¡Por todos los dioses que tragedia!-

Rápidamente tomó una candelabro de arriba de un piano de cola, metió la mano en su bolsillo buscando su fiel encendedor, y se sorprendió al encontrarlo.

-¡MUESTRENSE O PRENDO FUEGO ESTA CASA!-

Las voces exclamaron temerosas. La voz imponente de aquel chico le puso a todos los nervios de punta, y decidieron mostrar su imagen ante la amenaza.

Personas con aspecto translúcido tomaron presencia en la enorme sala. Todos de diferentes épocas, vestiduras, edades, razas, y aspectos.

Un Hombre de tez más oscura que el resto (aunque brillaba más por esto) se posó frente al resto. Tomo posición de líder y defensor.

Su fuerte musculatura era imponente y amenazadora, pero Aaron no dio el brazo a torcer.

-Dime dónde estoy-

-Bienvenido a la Casa de los Vientos.-

-Eso no significa nada para mi.- Respondió cortante.

-Oh pues, ¿Qué te parece si te digo, niño bonito, que estás muerto y por eso estás aquí?-

-Yo no est...- Los recuerdos de la mañana vinieron fugazmente a él.

Recordó cómo intentó alejarse de Zaira, como se adentró demasiado en el mar, y como una ola rompió justo sobre él mientras miraba la distancia que había detrás entre él y ella.

Recordó el agudo, pero corto, dolor que sintió en la nuca segundos antes de salir a respirar y que la pesadilla empezara.

El hombre pareció notar la cara de confusión del chico y una mueca de satisfacción apareció en su rostro, como si hubiera ganado esta batalla de superioridad.

-¿Estoy... muerto?-

La Casa de los VientosWhere stories live. Discover now