Un susurro.

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Una triste figura yace en la esquina de una concurrida calle de la ciudad, sus ojos vacíos miran al cielo, su mano extendida trata de alcanzar algo en lo profundo del infinito, todos lo miran con desprecio.

Las horas pasan y él sigue en el mismo lugar tratando de alcanzar aquello que perdió, trata de alcanzar a aquella que murió, ese recuerdo vivido de sus hermosos ojos, su piel de seda. sus indescriptibles labios, la felicidad que ella traía, su cordura se desvaneció junto con ella en las profundidades de la muerte, ese momento en el cuál todo lo que amó se convirtió en polvo.

Sigue en el mismo lugar hasta el atardecer, el sol se oculta detrás del horizonte, mientras él sigue observando la misma figura que no puede alcanzar, la figura de aquella que ama tanto, aquella que su partida generó un dolor tan grande que su propia cordura se perdió con ella, por eso caminó siguiendo su imagen hasta donde sus piernas le pudieron llevar, de ahí lleno de cansancio se acostó en el suelo de la calle, tratando con lo que le quedaban de fuerzas alcanzarla, su vida se está extinguiendo segundo a segundo, su amor fue tan grande que la locura fue la única solución, sus brazos ya no pueden seguir estirados, siente como ella lo abraza y le susurra al oído “Mi amor duerme, descansa conmigo, mañana será otro día” cierra sus vacíos ojos y el sopor le abarca, al fin la encontró de nuevo , al fin puede descansar, susurra su nombre mientras se adormita, su cuerpo muere, su alma puede descansar, su mente ya no trabaja más, él ya está a su lado por siempre.

Libro de relatos.Where stories live. Discover now