El Juego

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     El sable describió un arco mortífero hacia la bestia, que lo esquivó con facilidad antes de enseñar unas fauces repletas de dientes, ejecutar un grácil salto hasta el suelo, y alejarse ondeando la cola.

     —¡Eh! ¡Vuelve y pelea como una gata! —protestó el niño.

     —Tawaru, no molestes a la pobre Nisa. Luego te quejas de que no se deje acariciar...

     —Claro, mamá —replicó Tawaru—. Ya es lo bastante mayor como para saber que sólo es un juego.

     La madre sonrió ante la inocente respuesta del pequeño.

     Un zumbido anunció una visita y la computadora desveló su identidad. Madia suspiró, aunque abrió después de enviar a Tawaru a jugar al dormitorio. La Consejera Nerelle saludó y le habló sin tapujos.

     —Madia, me tienes muy preocupada.

     —La preocupación es el signo de nuestro tiempo.

     Nerelle ignoró la evasiva.

     —Escúchame. Wataru ya no está, ha pasado casi un año desde el accidente... y la colonia necesita a todos sus miembros. Te necesitamos.

     —¿Crees que reanudar mi investigación, anteponer la supervivencia de esta colonia espacial a mis sentimientos, acallar la tristeza, el dolor, hará que cambie algo?

     —No lo sé —confesó Nerelle. Tras una pausa, añadió—: Mi mentor decía que el Universo es un tablero, y nuestra vida la partida que jugamos en él...

     —No es tan lúdico como suena.

     —Eso mismo le objeté una vez.

     —¿Y qué te respondió?

     —Se encogió de hombros y me dijo que ya era lo bastante mayor como para saber que "todo" forma parte del Juego.

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⏰ Última actualización: Feb 23, 2019 ⏰

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