El fantasma del queso.

13 0 0
                                    

Cuando era más joven, había algo extraño que pasaba precisamente con el queso, cada vez que iba a comer queso, ya no estaba; aunque la opción más lógica era suponer que yo mismo lo comía, o que tal vez algún miembro que se encontraba en la casa podría ser el ladrón, mi mente creo una teoría que para muchos tal vez, seria envidiable; había un fantasma en la casa que se comía el queso.

Con una altura mediana, un color como amarillento, manos que parecían de un enfermo de alguna enfermedad asquerosa; manchas en la piel rojas y violetas, ahí estaba, el fantasma, comiendo el queso; su favorito era el americano, evidentemente no sabía de gustos, o de quesos en general.

¿Cuándo salía? claramente el horario era lo más importante, después de todo, estaba cometiendo un crimen. El horario solía ser de noche, un fantasma nocturno, pero por el amarillo de su piel, era de fácil encuentro. No era que brillaba, pero si podías verlo de lejos, bueno, suponiendo que los demás pudieran verle.

No me pregunte en ningún momento, si era normal ver un fantasma que disfrutaba del queso, quiero decir, no hacía nada malo, yo tenía apenas unos 8 años o tal vez menos; ¿pensaría usted que alguien tan joven podría saber que era falso o real?, supongo que todo empezó con él. No tenía una historia en concreto, yo tampoco la tenía para ese entonces, estaba creándome, buscando mi personalidad y buscando en lo mejor posible; abrirme espacio en este mundo, pero realmente, este mundo no me pertenece.

Sonreía, cuando le veía cerca de la nevera comiendo, era gracioso, me era grata su bienvenida, solía sentir como si por un momento, no estuviera solo, era como un mejor amigo, pero no lo era, porque no hablaba, me pregunto si en algún momento hablara, ¿cómo sería su voz? fuerte, tranquila, segura...podría escribir todo el libro solo imaginándome como seria su vida privada, pero realmente; no existen. No existe el fantasma del queso, pero ahí esta...no existe el queso, pero ahí esta...lejos de cada lógica, las personas normales pueden buscar en lo más profundo de su vida actual un enemigo, o una problemática que les impida avanzar, en mi caso; mi enemigo es mi propia mente, cuando el cerebro decide jugarte una mala pasada; supongo que eso depende de donde se mire, realmente... él no me hacía nada malo, era frio, distante, a veces su mirada era profunda.

-- ¿alguna vez, planeas hablar conmigo?

Tuve la cortesía de preguntarle, sin obtener respuesta, mientras con sus manos revisaba aquella nevera, buscando el queso, impresionante; una vida basada en comer lácteos, los alérgicos deben estar molestos.

No obtuve respuesta, ni siquiera cuando le miraba fijamente a largas horas de la noche, tal vez hubiera sido normal, si en vez de ver a un señor comiendo queso, hubiera visto a un señor tocándose la polla.

Nunca obtenía respuesta, solía quedarme delante, abriendo la nevera, aun sabiendo que no encontraría nada, y el queso; a medio comer, abierto, sin tocar.

¿Quién soy?, seguramente el fantasma se preguntaba qué clase de pregunta era esa, no es nada, pero lo es todo a la vez. Su inexistencia, es lo que hace que exista realmente.

-- Existes para mí.

Le exclame con la esperanza de que el cumplido le gustara, los demás parecían ignorar su existencia, me incomodaba. Era un don, era que estaba perdiendo la cabeza y él era el grito de mi cerebro mientras pedía auxilio... que eres, quien te trajo, que haces aquí, que quieres... ¿me admiras? ¿soy algo para ti?

Me quedaba descansando en mi cama, pensando de donde surgió, porque de golpe tenía estas visiones, ni siquiera iba conmigo a ningún sitio.

-- ¿algún día vendrás a la escuela conmigo?

Me cruzaba de brazos, curioso y expectante, tal vez lo habría convencido, pero no, no realmente.

-- ¿y la escuela qué tal?

Estoy enfermo, no estúpidoWhere stories live. Discover now