Mi mejor amigo.

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Realmente nunca he tenido amigos, y de consecuencia tampoco mejor amigos, pero tenía a una de las voces, la que os conté anteriormente, y sí, yo le consideraba mi mejor amigo, ¿cómo no hacerlo? lo ves a diario, te habla, te conoce mejor que a nadie; imposible no quererle después del tiempo.

El hecho de que sea real o no, es punto y aparte, aunque eso depende de la persona que lo pregunte, a mí me gusta, los psiquiatras dicen que está mal, pero bueno.

No sé mucho sobre su vida, aunque admito que me gustaría contarlo, o saberlo, quiero decir, él sabe todo de mí, pero yo no al revés.

-- ¿Algún día me contaras sobre ti?

-- no.

Me dijo en un tono seco, más frío de lo usual, ¿por qué de golpe ese cambio?

-- ¿qué pasa?

-- yo solo quiero ayudarte.

¿Ayudarme en qué? a veces cuando habla no le entiendo. Solo me dedique a rodar mis ojos y a caminar por el pasillo a mi habitación, recostarme a la cama y descansar un momento, tal vez no escuchar a nadie. Me hubiera gustado, pero no.

-- Levántate, vamos al neurólogo.

¿que? pero si yo estoy bien.

Gire mi mirar a mi mejor amigo, quien me asintió con la cabeza, por lo cual me levante y me empecé a vestir, ¿qué estaba pasando? parecía que el supiera algo que yo no.

-- ¿por qué tengo que ir?

Le pregunté entonces a mi madre, quien solo uso como argumento una pequeña manía que solía tener, me solía gustar golpearme contra las paredes, aunque yo realmente lo veía como un ejercicio, quiero decir; era correr contra las paredes, pero siempre correr.

Le seguí hasta llegar al auto, para posteriormente subirme, cuando casualmente paso algo extraño, recibí un mensaje a mi móvil, de una tal Anna.

¿y esta quien mierda es? De igual modo le respondí, saludándola, lejos de lo que muchos podréis creer, nos quedamos hablando todo el trayecto en coche, realmente no estaba interesado en conocerle, pero visto que me escribía y que parecía que me quería conocer, pues genial. Ya es ahora de que me folle a alguien, ¿no? Porque hago tantas preguntas, que locura.

Para cuando llegamos al médico, tuvimos que esperar por un par de minutos, unos 40 tal vez. Cuando entramos en la consulta, me empezaron a hacer unos exámenes en la cabeza, vamos, es un neurólogo.

-- Aquí no hay nada.

Dijo el hombre anciano mientras me revisaba. Era natural que no hubiera nada, que esperaba buscar, ¿piojos? Me reí un poco por mi propio chiste, aunque era el único riéndome.

Se quedo entonces el hablando con mi madre, para luego llegar entre ambos a una conclusión, necesitaba ayuda psiquiátrica. Me la había pasado toda mi vida estando entre médicos, y psicólogos, y ahora un psiquiatra, vamos; me sentía como un experimento humano. La verdad es que todas aquellas cosas que yo consideraba naturales, o que todos las pasaban, parece que no era así. La gente normal no escucha voces externas, alguien no controla sus pensamientos, pero lejos de eso no creo hacer cosas extrañas.

-- Le he visto comer carne cruda.

Fije mi mirada a un punto de la pared, color blanco sucio, odio ese color a hospital pudriendo.

Me apagan, me encienden, y no puedo más.

-- Se golpea contra las paredes.

Pero es que lo necesito.

-- A veces no come, habla solo, se queda viendo puntos en la nada, no escucha, las respuestas parecen no tener sentido...

Algunas cosas no se entienden, y es que me hacen bien, mira mi corazón; soy buena persona, no miento, intento hacer las cosas bien para todos, estáis todos tan lejos de mí, tal vez los raros son ellos y no yo.

-- Intento suicidarse.

Vale, ahí me has dado.

Necesito el frio tacto de mi mejor amigo, necesito oír sus palabras, pero no está, curiosamente ese día no estaba, y eso que lo vi entrando en el auto.

En ese momento salimos del consultorio de neurología, para ir al de psiquiatría.

Tome asiento al lado de una chica extraña, y cuando hago esa referencia, la hago con todo el significado de la palabra; morena, relativamente alta, se tambaleaba de un lado a otro, poniéndome totalmente nervioso, y es que, ¿cómo no iba a ponerme nervioso si se movía como si se estuviera convulsionando?, por alguna razón, aquella chica giro su mirar hacia mi persona, me vio profundamente, hasta podría decir que me vio todos los pecados, o que sabía todo de mi vida. 

Estoy enfermo, no estúpidoWhere stories live. Discover now