James apareció por teletransportación frente a la entrada de la casa de muñecas, la muchacha se encontraba demasiado débil para protestar y sólo se dejó llevar. Atravesaron la puerta hacia el mundo real donde ya había anochecido y las primeras estrellas comenzaban a brillar.

El aprendiz volvió a invocar el conjuro de teletransportación, terminando de llegar a la habitación en el pequeño apartamento. La chica se bajó de sus brazos, un poco incomoda por la repentina cercanía entre los dos.

—¿Qué pasará con Franco? —preguntó preocupada la chica.

—Él estará bien, no te preocupes.

—¡Pero él...!

—¡Basta!

El semblante de James cambió a una de notorio enfado.

—Franco cometió el error de llevarte a la ciudad sin instruirte bien en el tema. —Hablaba molesto—, debes saber, que todas las leyendas, llegando allá, se vuelven ciertas. Y eso también aplica para ellos.

—¿Cómo sabias que estaba allí?

—Elijah me envió por ti.

—¿Él era la ser...?

—Sí.

Un silenció inundó el ambiente.

—Elij... —tomó aire— ¿Elijah, no ha cambiado?

James alzó una ceja, interrogante.

—¿A que te refieres?

Alison se sentó en la orilla de su cama.

—Es que... —comenzó, dubitativa— la ultima vez que nos vimos, él trato de atacarme. Al mismo tiempo que lo hacía me gritaba que me fuera, que resolviera la maldición. —Se levantó y se acercó a James tomándolo por los hombros fuertemente— ¡¿Dónde está?! ¡necesita mi ayuda!

El brujo no contestó.

—¡¿Él está bien?! ¡Elijah es la serpiente de agua! ¡es la maldición! ¡debo resolverla! ¿Dónde está? —lo sacudió suavemente.

Nuevamente no dijo nada.

—¡¿Dónde está?!

Comenzó a llorar.

—¡Esta bien, tranquila! —la calmó.

—Elijah necesita mi ayuda... —enterró su cara en el pecho de su amigo— tengo que salvarlo...

James le acarició el cabello mirando hacia la ventana seriamente.

—Lo has estado haciendo bien... —la separó un poco de él para poder mirarla a los ojos— Sabe lo mucho que te esfuerzas. Elijah está haciendo todo lo posible para mantenerlos alejados de ti junto con Franco.

—¿A quiénes?

—A las sombras, poco a poco comenzaran a tomar mas poder, mientras más cerca estén de tener todas las piedras peor será.

La muchacha asintió.

—¿Qué debo hacer ahora, James?

Sonrió, comprensivo.

—Ahí debemos ir viendo el camino, ¿Por qué no descansas? Hoy ya has hecho suficiente, le disparaste en un ojo a Elijah.

Alison abrió los ojos cayendo en la cuenta de lo sucedido.

—¡Es verdad! —vociferó— ¡le he hecho daño en un ojo!

El joven rio, divertido.

—¡Nah! —hizo un gesto con la mano quitándole importancia— No le pasó nada. Aunque me sorprende tu creatividad ¿Alas de viento? ¿disparo de fuego?

Rin, La ciudad de las ilusionesWhere stories live. Discover now