12. No hay vuelta atrás

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Chris no sabía qué hacer. Su mente le gritaba que se estaba metiendo en terreno peligroso, pero en su mente también sabía que la única forma de resolver el misterio de los zapatos amarillos era si seguía investigando. Por más peligroso que fuera.

Tomó el pedazo de papel y lo metió en su bolsillo, hizo una nota mental de revisar el CD en cuanto llegara a su casa, sentía como si tuviera que completar un rompecabezas solo con un par de piezas.

—Debí hacerme detective. —resopló mientras se dirigía a la salida, en el camino su mirada se encontró con la puerta misteriosa, que ahora yacía en el suelo, y su vena de curiosidad le impulsó a acercarse.

El lugar estaba totalmente oscuro, lo cual no sorprendió a Chris, intentó con el interruptor pero el bombillo estaba dañado por lo que tuvo que encender la linterna de su celular.

Chris se sorprendió al ver la inmensa cantidad de archivos en el lugar, todos de un color cenizo, se acercó lentamente y luego de recomponerse por la ola de polvo que le golpeó comenzó a revisar algunos papeles. No parecían ser muy importantes, solo antiguos reportes de electricidad, actas de nacimiento y actas de defunción de la ciudad.

Luego de aburrirse por lo insignificante que eran todos esos papeles, decidió dejarlo todo como estaba y volver a su casa.

Mientras caminaba se encontró con una chica sentada en el parque llorando, la chica era claramente una baja pero al ser pelirroja le recordó a Jordan, decidió desviarse y acercarse a ella.

La chica tenía la cabeza entre las rodillas y no notó la presencia de Chris, así que ésta le tocó en el hombro y le sonrió amablemente cuando vio que levantó la mirada.

—Perdón por molestar, es que te vi llorando y me preocupé. —se sinceró Chris y notó que la chica hizo un esfuerzo por sonreírle de vuelta.

—No es nada... pero gracias por preocuparte, eso casi no se ve por estos lados. —comentó mientras se secaba las lágrimas.

—Mi nombre es Chris, si alguna vez necesitas hablar puedes contar conmigo. —ofreció y al verle asentir se despidió con una sonrisa y se fue.

Mientras se alejaba no pudo evitar pensar que ya le había visto antes, pero llegó a la conclusión de que probablemente solo se cruzó con ella en alguna gala mensual. Aun así su estómago se revolvió de felicidad, pudo ayudar a alguien por primera vez en un buen rato, sentía que lo único que había estado haciendo bien era arruinar la vida de las personas.

Cuando llegó a su casa corrió a su habitación y se tiró en la cama, permaneció así por algunos minutos hasta que recordó que tenía que ver el CD. Buscó su computadora rápidamente y se colocó en su pequeño escritorio, sacó de su bolsillo el pedazo de papel y con una mueca lo dejó a un lado.

Sacó el CD de su bolso y lo colocó en el lector, cuando estuvo todo listo le dio a iniciar.

En el video se encontraba un hombre de algunos 30 años con un aspecto un tanto alarmante, Chris solo podía verle mover los labios ya que el video no tenía audio, aparentemente el hombre estaba hablando de la Leyenda del Amarillo pero parecía un poco demasiado emocionado. Hasta el punto de parecer desquiciado.

Chris se asustó por lo intenso que se estaba volviendo el video y cerró la pantalla de golpe.

—Bueno, eso sirvió para nada. —comentó decepcionada mientras se sentaba en la orilla de su cama.

Decidió que eso era suficiente por el día y salió de su habitación en busca de la pelirroja de la casa. La encontró en su habitación leyendo un libro y se sentó a su lado en silencio.

Resaltado © [COMPLETA]Where stories live. Discover now