Nace un niño en un lugar cualquiera del mundo, en concreto, Bucarest, Rumania. Soy yo, un bebé, nacido a una hora que desconozco, en un lugar que desconozco, y pronto sabrás por qué.
Poco duró mi llanto inocente en brazos de mis padres porque no tardé mucho tiempo en aparecer en un orfanato. Esto explica por qué no hay más detalles de mi nacimiento.
Con una hepatitis y 10 meses más tarde ocurre un milagro, un matrimonio llega al orfanato en busca de un bebé. No, no son las mismas personas que sentí al nacer. Es un matrimonio en busca de un hijo. Sabían lo que ocurría, sabían que padecía hepatitis, y sabían que cuando no era posible la manutención del centro, si es necesario, se llevaba a cabo el sacrificio de niños que no podían seguir adelante sin recursos.
Los trámites fueron muy complicados y costosos, muchos meses de gestiones y permisos después, llego a España, hambriento y enfermo. Me contaron que lloraba de desesperación cuando veía comida.
El pueblo, pequeño, esperaba mi llegada. En aquel momento era el niño más famoso, muchos vecinos acudieron a mi llegada, me visitaban, me daban muchos besos. Era el niño que habían traído de Rumania.
Ya en mi nueva casa me tenía que acostumbrar a una vida saludable y cariñosa. Juguetes que jamás había tenido me llamaban la atención, y todas las miradas de mi familia se dirigían a mí. Era el niño más mimado del pueblo en aquel momento.
Así, mi familia pasó un verano único y un año que terminó de la mejor forma posible. La casa llena de familiares que no conocía pero que me amaban. Todo lleno de juguetes únicamente para mí aunque no entendía nada de lo que ocurría a mi alrededor.
Una familia muy feliz termina el año entre sus seres queridos.
Nos vemos en el segundo capítulo
