Capitulo 1 (Dánae)

43 12 4
                                    

Cuando comencé la carrera de Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid no tenía ningún tipo de objetivo claro, simplemente me dejé llevar por mis sentimientos y emociones y cuando quise darme cuenta ya estaba admitida. Aun recuerdo mis primeras clases y el primer contacto con los compañeros. Siempre me preguntaban porque había elegido la carrera en la que estaba y, sinceramente, no sabía que responder no porque no me gustase como tal, sino porque yo era una persona bastante callada, poco amigable y reacia a tener contacto con otras personas. En definitiva, era una de esas personas que mejor podía pasar desapercibido y, cuando se me ocurrió la brillante idea de ir a Seúl lo seguía creyendo.

Abrí los ojos un poco aturdida y observé mi entorno cayendo en la cuenta de que seguía en el avión. ¿Cuánto llevaba ahí metida? ¿11 horas? No lo sabía. Resoplé algo aburrida y volví la vista hacía mis acompañantes de asiento los cuales se encontraban acurrucados uno sobre la cabeza del otro mientras dormía profundamente. Tal vez tuviesen unos 20 años de edad y lo cierto es que se notaba que eran pareja. Sonreí tiernamente y me giré para mirar por la ventana.

En ese momento, algo en mi se volvió a romper por completo. ''Otra vez no, Dan. Ya te has torturado demasiado'' pensé mientras tragaba saliva. ¿Cuándo iba a dejar de pensar en él? ¿Cuándo iba a sanar? Cada vez que volvía a pensar en todo lo que había sucedido mi corazón palpitaba tan rápido que creía que en algún momento se me abriría el pecho de los golpes que daba. No podía seguir con aquello, tenía que superarlo fuese como fuese. Sin embargo, los sentimientos son eso que nunca vamos a poder controlar jamás, siendo así caballos imposibles de domar y tranquilizar. Siempre han estado, están y estarán ahí, haciéndose dueños de tu propia mente justo en el momento menos indicado.

- Queridos pasajeros, estamos comenzando el descenso al aeropuerto internacional de Incheon. Por favor, colóquense sus cinturones de seguridad y manténganse sentados en sus asientos. La hora estimada de llegada es a las 16:05. - dijo una voz desde la megafonía del avión.

Me coloqué en cinturón de seguridad y me recosté en mi asiento mientras el avión pasaba por una pequeña zona de turbulencias. Lo cierto es que jamás me habían gustado los aviones y tampoco es que hubiese viajado mucho salvo cuando me fui de viaje a Roma con... Negué con la cabeza para deshacerme de ese pensamiento y no volver a sentirme mal y me saqué los cascos para escuchar música. En ese momento comenzó a sonar Paradise de la banda sonora del KDrama ''My Holo Love'' e instantáneamente sonreí. Helena y yo nos habíamos visto esa serie de Netflix en tan solo 3 días y nos emocionó tanto que estuvimos llorando otra semana más. Siempre quedábamos después de que yo saliese de la universidad y nos encerrábamos en la habitación para ver todos los capítulos posibles antes de que se tuviese que ir a trabajar de noche al hospital y con esa serie, otras tantas también.

Entre tantos pensamientos y después de darme cuenta de que la echaría de menos ya estábamos en tierra firme. En cuanto el avión paró todos los pasajeros comenzaron a levantarse para coger sus respectivas maletas e irse de uno en uno hacia la puerta de embarque. Yo no me quedé atrás y después de dejar pasar a la pareja que se había sentado al lado mío cogí mi maleta de mano y salí de allí.

El aeropuerto de Incheon era enorme, con un montón de escaleras mecánicas, tiendas, puertas de embarque y, sobre todo, muchísima gente que corría de un lado a otro. Comencé a agobiarme pensando en donde podría encontrarse la salida y mientras miraba de un lado buscando salir de allí me fijé en las pantallas que rodeaban todo el edificio. Salía un grupo de chico jóvenes posando y sonriendo con unas poses bastante amigables y a su lado aparecía el nombre ''BTS''. Abrí de par en par los ojos y me percaté de que se trataba del grupo KPop más famoso del momento. Los había escuchado aluna vez, pero ni siquiera les había puesto cara hasta ese momento.

Entrecerré un poco los ojos mirando los rostros de cada uno de los integrantes hasta acabar con el de menos estatura al parecer el cual tenía el cabello algo revuelto de color claro, ojos bastante intimidantes y mirada interesante y con una leve sonrisa en comparación con la de los demás que era algo más notoria y amplia. Aparté la vista algo desinteresada y seguí adelante hasta avistar la salida.

Mientras esperaba el taxi que me llevaría hasta la ciudad apagué el modo avión del móvil y encendí los datos móviles. Comenzaron a aparecerme muchísimas notificaciones tanto del Whatsapp como de las redes sociales y me llegaron una serie de llamadas perdidas de... él, de él y de mi padre. Mis manos empezaron a temblar un poco y se me hizo un nudo en la garganta. No quería responder a ninguno de ellos dos y no, no iba a responder. No... no quería tener nada que ver con ellos dos, no después de...

- Excuse me miss, your taxi has arrived. – dijo la voz de un hombre.

Volví de mis pensamientos, me guardé el móvil y asintiendo con la cabeza me metí en el taxi.

- Which way?. -

- Perdone... puedo hablar coreano así que no se preocupe con el idioma. A Jongno-gu, por favor. –

El conductor algo asombrado por la fluidez con la que hablaba coreano asintió y comenzó su ruta hacia la dirección que le había asignado. Cuando Helena y yo comenzamos nuestro interés por los KDramas y la cultura coreana nos invadió las ganas de aprender coreano y, aunque tiempo después de empezar a estudiarlo Helena lo acabó dejando yo seguí hasta poder hablarlo con suficiente fluidez. Ese fue uno de los motivos por los que decidí irme allí fuera aparte de mi amor por los dramas coreanos y la música.

A medida que íbamos adentrándonos por la ciudad, las calles eran inmensas, llenas de tráfico y con mucha gente yendo y viniendo. Los edificios eran muy altos y estaban repletos de publicidad de todo tipo desde alimentos hasta... otra vez ''BTS''. ¿Cuántas veces había visto ya la misma foto desde que salí del avión? Había perdido la cuenta, pero a ese paso les iba a acabar contando los pelos de la cabeza uno por uno a cada uno de ellos.

En cuanto llegué a mi destino le di al conductor el dinero correspondiente al viaje y después de darle las gracias cogí mi maleta de mano y comencé a caminar por la calle en busca de lo que iba a ser mi lugar de alojamiento. Sin embargo, y aunque todos los edificios fuesen iguales pude reconocer a la perfección mi destino final.

Se trataba de una pequeña casa de madera de una única planta que se encontraba entre dos edificios enormes. Era de un color amarillento con un tejado a dos aguas de color marrón oscuro. La puerta era enorme y las ventanas estaban casi al ras del suelo. En la entrada se encontraban dos columnas de piedra que a simple vista parecían griegas con un dragón enroscado en el fuste. Esto me pareció curioso porque en los años que llevaba en el mundo del arte nunca me había encontrado con una columna griega decorada con un animal mitológico de ese tipo... ni de ese tipo ni de ningún otro.

Tras analizar el edificio y la decoración de arriba abajo (cosas de los historiadores del arte) me acerqué a la puerta y llamé al timbre. Cuando estuve buscando lugares en los que alojarme no sabía si meterme en un hotel o alquilar una habitación en un piso. Llegó un punto en el que estaba tan desesperada que tuve intenciones de irme allí sin tener un techo donde dormir hasta que un día me vino Helena con un anuncio de internet de una señora que buscaba a una persona que pudiese hospedarse a cambio de limpiar y cuidar la casa. Inmediatamente me comuniqué con la dueña y aceptó sin pensárselo dos veces.

Después de unos cuantos segundos la puerta se abrió lentamente y apareció un chico aparentemente de mi edad. Tenía los ojos rasgados, con el cabello de color oscuro cayéndosele por la frente y tapándole los ojos y con una pequeña sonrisa en los labios. Llevaba un jersey de color verde sobre una camisa blanca y unos pantalones vaqueros un poco anchos. Nuestros ojos se encontraron durante un instante y nos miramos fijamente hasta que el chico rompió el silencio.

- Hola, mi nombre es Dae-hyun. -  

The art of loveWhere stories live. Discover now