3. Las mareas del tiempo

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Un nuevo día asomaba por la ventana de mi cuarto. Pretendía un día prometedor, porque luego de la tormenta siempre sale el sol. Me quedé en la cama haciendo fiaca y contemplando el vacío del techo. Mi mente estaba vacía y era un gran alivio, así que decidí salir de la cama y vestirme para iniciar el día. Era el tercer día que estaba en la casa de mis padres y nunca hubo ningún problema hasta entonces, al menos hasta el día de hoy.

• ¡Buen día a todos! - exclamé con una leve sonrisa al entrar a la cocina.

• Hola hijo. - respondió mi madre, severa y en un tono malhumorado. 

• ¿Hay desayuno para mí?.. Espera, ¿pasó algo? - replanteé al notar la cara de mi madre.

• Tu padre está que escupe fuego. Ten cuidado - me advirtió mi madre, mientras preparaba dos tasas de café.

Genial, ahora si tenía problemas propios existenciales, tendría que cargar con los de mi padre el día de hoy. Y lo peor, es que imaginaba qué podría estar sucediéndole para estar así. Estuve un año sin aparecer por aquí. La verdad es que odio tener que volver cada año para pasar las fiestas. Es un lugar que ya no me pertenece y el cual ya no tengo una vida. Decidí mudarme a mis dieciocho años a la gran ciudad para estudiar medicina e iniciar mi independencia de la mejor forma posible. Aunque intentará que nada me borre el buen humor que tenía, sabía que me afectaría tanto como la tormenta pasada. No de la misma magnitud, pero sería significativo cargar con las heridas ya causadas, para sumar más rasguños.

• Pero.. ¿qué le ocurre? - pregunté con cautela.

• Se levantó con el pie equivocado, eso supongo. - se limitó a responder mi madre.

Tomé mi tasa de café y me fui al patio a desayunar. Quería que los rayos prominentes del sol tocaran mi cara. Era una caricia calurosa a mi alma, que estaba carente de afecto y de amor. Mis ojos demasiados humectados por las lágrimas, desean una brisa cálida que los seque y los contenga para afrontar lo que aún faltaba del día. Sobre la mesa del patio, había revistas de farándula y no dudé en tomar una y ponerme a leer. La mañana fresca  - inusual para ser enero en el hemisferio sur - estaba ideal. Un grito desde el fondo de mi casa, irrumpió la paz de golpe. La voz gruñona de mi padre. 

• ¡Quiero que armes tu bolso y te vayas! - gritó furioso saliendo del patio, viniendo hacia mi dirección.

• Me di la vuelta para mirarlo. Tragué saliva y luego de unos minutos respondí - ¿Y ahora que te pasa? ¿que hice yo?

• Tu nombre me recuerda el dinero que invierto en ti, todos los días del año, para mantenerte en otra ciudad y luego que vengas aquí y estés con mala cara. - siguió gritando furioso delante de mí y quitándome la revista de las manos. 

• No estoy con mala cara, simplemente me aburro aquí. Mamá y tú lo saben. Este lugar ya no me pertenece. - me expliqué en un tono sereno para no empeorar las cosas. 

• Patrañas!.. Este es tu hogar, ¿cómo que aquí no te sientes a gusto? Jamás estarás mejor en otro lado, que no sea aquí. Y espero que dentro de tres años más te recibas de doctor y seas un excelente profesional. Es lo mínimo que puedes hacer, para nuestra gratificación. - entonó cada palabra tan severamente que metía miedo la mirada penetrante con la que me lo dijo. Luego  se marchó.

"Nuestra gratificación" ¿y que pasaba con la mía? Jamás entendería lo que estaba afrontando. Es un hombre tan duro, que es imposible entablar conversación con un ser tan rígido y close mind como él. ¿Cómo le explicaría que hace un año he abandonado la universidad y que era homosexual? Si de algo estaba seguro era que las mareas del tiempo fueron hechas para soportar los golpes. Estábamos en la obligación de resistir golpes en la vida y que luego, la vida o lo que sea superior a nosotros, acomodaría las cosas de nuevo. Y lo que aprendí esta mañana, es que el dolor no es permanente, y dependía de cómo tomemos las cosas en la vida y sepamos afrontarlas. Así que, respire hondo, dibuje una sonrisa forzada en mi cara, y continué leyendo revistas toda la mañana.

Me astillaste el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora