4. No confíes en nadie

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Mañana finalmente es el día de retomar mi vida en la gran ciudad. Donde las luces siempre encienden, y la gente no descansa, donde caretas de alegrías son las predominantes y tapan la oscuridad. Claro, nadie dijo que sea el mundo ideal,y que las personas sean las mejores, pero es donde yo quiero estar. Elijo estar. De pie, mirando hacia adelante y esperando el futuro. Con mis pasajes en la mano, espero sólo disfrutar el último día en casa de mis padres, escuchar la música que tanto me gusta y armar el bolso con la misma devoción de todos los años.  Un toque de puerta interrumpe mis pensamientos:

• Hijo, toma, un yogurt con cereales - mi madre me lo extendió ofreciéndome una sonrisa.

• Gracias, mamá. - y se lo tomé con gusto.

• No quiero que te vayas. olvida el malhumor de tu padre. No te veo nunca en el año. - se quedó parada en el umbral de la puerta, cruzada de brazos.

• Ya lo hablamos, mamá. Sabés que me espera mi vida, mi rutina, mis amigos allá.

• Sólo quiero tu felicidad, que estés bien. Pero a veces me da la sensación de que no nos quieres.

• Ay mamá, por favor! - me dirijo hacia ella para abrazarla.

Normalmente ese gesto nunca lo tengo, mi orgullo y la vergüenza me detienen, El patetismo de verme tan cursi con mi madre me parece una tontera. Pero lo sentí, les debo mucho por mi paso en estos veinticuatro años. Entonces sentí la necesidad de retribuir todos esos años de esfuerzos con un gesto cariñoso. Y logré que se retire de mi habitación contenta. Ahora, el poder de mi mente toma las riendas para llevarme a los rincones más inhóspitos de mi cabeza y enfrentarme con los demonios que estuve evitando estos días. 

Simplemente me cuesta admitir que puedo ser importante para alguien. No deja de escribirme desde el momento que tome el bus para venirme hacia aquí, y ahora para regresar a él. Pero he visto cosas en sus redes sociales que me llaman a la desconfianza. ¿Por qué me cuesta tanto creer en él?. Decido acostarme en la cama un momento, y contemplar la nada misma. Pensar en él y perderme en mis sentimientos un momento. No le creo porque él alimenta ese sentimiento. Porque encuentro fotografías con cada persona nueva que no rebelan identidad. "¿Eso se supone que quiero yo? ¿Quiero una persona así a mi lado?", no paro de preguntarme eso. Entonces tomo una fotografía suya y no dejo de mirarla. De pensar y replantearme: Esta es la verdad entre su mentira astuta.  Esto lo da sus coartadas sospechosas. La persuasión con sus formas nunca será el camino a nuestro destino. Su última llamada que le hice pidiendo explicaciones de cosas que he visto, no me dejan en paz. No le creo. No puedo hacerlo. Los recuerdos que se desvanecen, no dejan su señal. Pero la verdad vive durante cada día en muchos diferentes caminos...

Me astillaste el corazónWo Geschichten leben. Entdecke jetzt