Julio

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Julio.
De nuevo al colegio, creo que ya me estaba empezando a dar nostalgia porque faltaban menos de seis meses para terminar el año y no volver a pisar jamás en la vida un colegio, para estudiar, claro.
Y Julián seguía insistiendo. Dios ese hombre no se cansaba.
-¿Por qué no quieres ser mi novia? -yo estaba sentada en la baranda, estábamos tan cerca que podía ver sus ojos claramente, verdes.
-Porque no quiero, es la peor forma de arruinar una relación -pensé en besarlo. Okay, contrólate, esto es parte de su juego, me dije a mi misma.
-¿Y eso que? Tu me gustas -no le creía, rodé los ojos y sonreí, miré hacia el frente. -Es en serio. -lo miré estaba serio, me acerqué aún más, pero sonó la campana.
Me bajé de la baranda, el caminó detrás de mi.
¿Cuando se rendirá este hombre? Todo hombre tiene su límite, debo llevarlo a su limite para que me deje en paz, pensé mientras caminaba, me abrazó por la espalda de sorpresa, Dios, era difícil. El lo hacía difícil. Él posó sus manos en mi cintura, luego las metió a mis bolsillos de la chaqueta, donde yo tenía mis manos porque hacia mucho frío.
-Dime que si -dijo en mi cuello.
-No -dije intentando de safarme, el era muy fuerte.
-No te voy a soltar hasta que digas que si -subimos las escaleras, el seguía abrazándome por la espalda.
-En serio -dije girándome hacia el.
-¿Por qué no quieres ser mi novia?
-¿Por qué tanto afán?
-¿Te parece que vamos rápido? -¿vamos?¿estábamos juntos en esto?
-No te voy a decir que si, hoy no. Tengo que entrar a clase -la profesora estaba a punto de llegar.
-Sólo esta vez te dejo ir, la próxima no te salvas -sonreí, le di un beso en la mejilla y me fui.
¿En serio le di un beso en la mejilla?
No podía darme el lujo de sentir algo por él, era él, era el tipo de persona a la que no suelo besar en la mejilla, ¿estaba sintiendo algo por el? ¿Así se siente sentir algo por una persona?.
Millones de preguntas rodaban por mi cabeza haciendo que mi atención en la clase fuera más baja de lo normal.
-¡Hey, Liz!, tierra llamando a Liz. -Daniel me llamaba.
-Dime -dije saliendo de mis pensamientos.
-Te pregunté si tenias un lápiz.
-Si, si tengo -dije buscando en mi cartuchera.
-¿Estas bien? -preguntó agachándose para mirarme a la cara.
-Si, estoy bien -dije rodando los ojos.
-Te conozco, se cuando te pasa algo.
-No me pasa nada, ahora vete. -dije alejándolo de mi.
-Esta bien, me contaras tarde o temprano.
-Prefiero tarde -sonreí.
Cuando se acabó la hora Julián estaba en la puerta.
¿En serio?, me pregunté mirándolo, esta vez el me miraba.
Hicimos guerra de miradas, no iba a dejar que me ganara, no podía intimidarme; no podía enamorarme.
Me llamó con su mano, me levanté de mi puesto y fui hacia él, el profesor se estaba demorando.
-Dime -dije saliendo del salón, el se acercó, creo que estaba a punto de besarme, yo me alejé.
-Dime que si -rodé mis ojos, me estaba empezando a enojar el tema.
-Que no -me acercó más a él.
-¡Ojo que ella tiene dueño! -gritó Diana detrás de mi, gracias a Dios. Julián me miró confundido.
-¿Tienes novio? -me preguntó confundido.
¿Que mas quería? ¿Que le confiara mis secretos?
Casi no hablábamos, y no confiaba mucho en el.
Sonreí, al fin se daría por vencido, la profesora entró al salón, entré dejándolo en espera.
Soy mala, lo sé. Amo ser mala, y mas con él.
Cuando acabó la clase el estaba allí parado en la puerta, en tanto salió la profesora él me llamó.
El suspenso funciona bien con él.
Me llevó lejos de la puerta para que nadie escuchara nuestra conversación.
-¿Por qué no me dijiste que tenias novio? -¿también tenía que decirle de que color eran mis bragas?.
-No lo sé -dije encogiéndome de hombros.
-¿Te crees que todo lo que yo te decía era en serio?
-No -respondí sinceramente.
-¿Por qué?
-Porque tu haces lo mismo con todas, le dices lo mismo a todo el mundo, ¿no?.
-No a todo el mundo lo molesto tanto como yo te molesto a ti.
-Así que, ¿es verdad?
-¿Tu que crees?
-No lo sé, por eso te estoy preguntando.
-Si -silencio incómodo. Él apartó sus ojos de mi, parecía que... ¿Iba a llorar?.
Sus ojos a veces estaban irritados, supongo que era por la marihuana (mal chiste), de él se podía esperar todo.
-Lo siento -dije mirando el suelo.
-No es tu culpa.
Lo miré, lo abracé fuerte.
Empezó a hacerme preguntas sobre Josh, no quería decirle todo.
Me sentía un poco avergonzada cuando hablaba de cómo nos conocimos, y el simple hecho de que nunca nos habíamos visto, me hacia sentir estúpida y fácil de ilusionar. Creo que eso fue lo que lo impulsó a seguir.
Sus ojos reflejaban tristeza. Liz, concéntrate, ¿a quien amas?.
-Bueno, creo que tienes que entrar a clase -dijo mirando al profesor que entraba al salón.
-Adiós -dije despidiéndome suponiendo que era la ultima vez que íbamos a hablar.

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