Capítulo 11.

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Pasemos por la mala suerte.

23 de Agosto de 2019.

El resto de la semana había sido demasiado tranquila para mi gusto.

Aburrida podría ser también una buena palabra.

¿Y Bianca?

Bueno, seguía evitándome, ignorándome e incluso parecía que mi sola presencia llegaba a fastidiarle. Y no exagero, no esta vez.

No hemos cruzado palabras al menos que sea estrictamente necesario, a pesar de que había tratado de forzar una conversación normal entre nosotros, ella nunca ponía de su parte y no sé de donde vino ese odio repentino así que me cansé y decidí que si a ella no le importaba, entonces a mí menos.

Solo trataría de hacer las cosas amenas para que podamos trabajar tranquilos con los mocosos que cuidamos. Por suerte hoy no tuvimos que cruzarnos mucho, y por mala suerte ahora estábamos los dos solos afuera del edificio, estábamos sumergidos en un silencio demasiado incómodo.

Ya habían cerrado las puertas del establecimiento y estábamos parados en la entrada esperando a que Ana llegara por ella y en mi caso Lia. Solo teníamos la iluminación del poste de la calle y todos los niños y personal ya se habían ido, estábamos solos prácticamente.

La observé de reojo, estaba moviendo su pie derecho en señal de desesperación y cada minuto miraba la hora en su reloj.

Me harté de todo esto, prefiero romper mi orgullo y preguntarle que es lo que esta sucediendo en lugar de quedarme sin la información de que hice para que pareciera que me odia tanto.

—¿Se puede saber qué te pasa?

—¿Qué me pasa de qué?

Sí, ese es el mismo tono que había usado todos estos días.

—Me has estado evitando.

—No lo he hecho.

—Claro que sí. Hace días hablabas amigablemente conmigo, me querías acompañar a todos lados y ahora rehuyes cada vez que me acerco.

—Que te haya acompañado un par de veces de mi escuela a los entrenamientos no quiere decir que lo fuera a hacer siempre.

—Ah y se me olvidaba, también estás a la defensiva.

No dijo nada y luego volteó a verme, no lo había hecho desde que estábamos aquí y ahora al parecer tenía cara de estar arrepentida.

—Bueno... es que has estado raro conmigo estos días.

—¿Raro?

¡Yo no soy el que es desagradable con el otro!

—Sí, tratando de insistir en que te hable y que me fije en todo lo que haces, incluso fuiste a mi trabajo.

Iba a negarlo todo, pero eso solo sería darle más vueltas al asunto.

—¿Y no te gusta?

—No.

Definitivamente Bianca no es como las chicas con las que he estado. Ellas no me hubieran reclamado nada seguramente, de hecho me hubieran insistido en que las buscara como lo he hecho con Bianca.

Es la primera vez que busco a una chica y no porque necesariamente me guste y para ella pudo ser lo peor que hice.

—¿Por qué?

El Segundo IdiotaWhere stories live. Discover now