Capítulo 16.

170 32 7
                                    

Hablemos de gustos.

13 de Septiembre de 2019.

Hoy habían cancelado las prácticas de natación porque le darían mantenimiento a la alberca, algo que agradezco porque ha llovido bastante durante todo el día y no hubiera querido regresar a casa así. Aunque ahora tenía que cenar con los miembros de mi hogar, era raro pero también era muy divertido. Sobre todo porque ahora todos están molestando a Jorge sobre no sé qué, mi atención solo se enfoca en los comentarios ofensivos.

Estaba concentrado en terminar mi comida hasta que mi celular comenzó a vibrar. Abi también lo vio y me miró confundida.

Bianca me estaba llamando, así que me levanté discretamente de la mesa y fui a la cocina para atender la llamada.

—¿Bueno?

Mi tono había salido confundido y es que en verdad lo estaba. No esperaba que precisamente ella me llamara, apenas y habíamos intercambiado mensajes respecto a ponernos de acuerdo a nuestras tutorías.

—Hola, Iván—apenas la había escuchado, había mucho ruido, como si estuviera en la calle.

—¿Que pasó, Bia?

—Eh, ¿puedo pedirte un favor?

—Supongo que sí...

—Es que, ejem... verás, no tengo donde quedarme por hoy y estaba cerca de tu casa y estoy un poquito empapada por toda la lluvia que hay y no sé si...—en el momento que había comenzado a decir que estaba afuera había ido rápidamente a la entrada así que cuando abrí la puerta dejó de hablar.

—¿Estás bien?

Decir que estaba empapada era poco, parecía que hubiera salido de nadar con la ropa puesta, además de que tenía cara de cachorrito herido. ¿Ha estado afuera todo el día como para mojarse así?

—Sí... solo necesito un poco de ropa seca porque empieza a ser incómodo caminar con ella.

—Dijiste que no tenías donde quedarte por hoy.

—Sí, pero eso lo veré después y... luego me iré, lo prometo.

—Puedes quedarte—no dejé que siguiera—. Es muy noche para que sigas sola por la calle, sigue lloviendo y yo puedo quedarme en el sillón de mi habitación.

—No quiero molestarte, tal vez debería de regresar...

—Sin problemas puedes quedarte, a mi familia no le importará.

—No lo s...

—Bia, en serio.

Pareció pensarlo por unos minutos y luego asintió lentamente.

—Está bien, gracias.

—Solo espera aquí un momento—entrecerré la puerta y volví corriendo al comedor donde todos me miraron confundidos—. Bianca está aquí y necesita ayuda con algo, no quiero que pregunten nada ni hagan burla de algo.

No esperé su respuesta, pasé por la sala a tomar una manta y volví con Bia. Sin preguntarle le pasé la manta por los hombros.

—Adelante—asintió y pasó.

La guié hasta mi habitación y agradezco que mi familia no nos haya mirado tan indiscretamente, de hecho fingieron tener una conversación normal cuando era obvio que estaban al pendiente de nosotros.

Llegamos a mi habitación y ella estaba temblando de frío aún pero estaba jugando animadamente con mis perros, al más pequeño, Taquito, le encantaba tener gente desconocida en la casa, mientras que al otro, Albóndiga, no mucho; sin embargo estaban ambos jugando con Bia.

El Segundo IdiotaOnde histórias criam vida. Descubra agora