Capítulo 3.

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Hagamos una fiesta.

16 de Julio de  2019

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16 de Julio de  2019.

—Esta es la última caja—dijo mi hermano mayor, Luis, entrando a la cocina.

Habían sido unos días muy duros desempacando todo e instalándonos. Estábamos agotados pero por fin habíamos casi terminado. Faltaban algunos detalles pero eran menores y podían esperar más tiempo, por ahora solo importaba que tuviéramos lo necesario.

Entre Lia y Jorge sacaron el contenido de la caja, ya solo eran elementos de decoración como cuadros y fotografías así que no necesitaran mi ayuda. Tomé mi celular actualizando cierta red social en espera de que no me haya llegado la notificación de un mensaje y de nuevo, no había nada.

—¿Por qué revisas a cada momento tu celular?—preguntó Luis.

—¿No es normal que la gente esté pegada al teléfono?

—Sí, pero no en ti. Tú con trabajos contestas los mensajes.

Odio decirlo pero tiene razón. Siempre dejo botado el celular donde sea y por eso casi siempre termino perdiéndolo. He perdido la cuenta de cuantos celulares he tenido a lo largo del año.

—¿O es que acaso esperas algún mensaje de alguien?—Lia se burló desde el otro lado de la cocina.

No le he contado nada pero esa chica es demasiado intuitiva.

—Claro que no.

Salí rápidamente de ahí y subí a mi habitación por mis cosas de natación. No quiero burlas de todos ellos, no saben nada pero nunca desperdiciaran el momento para sacarme de quicio.

Salí de casa y me encaminé al entrenamiento, esta vez no le pedí a Lia que me llevara ya que podía solo tomar un autobús y llegar a tiempo; me encanta la localización de la nueva casa, queda más céntrica por lo que el camino hacia la alberca es más corto, a diferencia de la casa de mis papás que tenía que tomar doble transporte y salir una hora antes.

Llegué, me cambié, me duché y me dirigí a la alberca. Había llegado un poco temprano por lo que todavía no llegaban todos, había unas cuantas personas adentro platicando pero alguien en específico llamó mi atención porque ya se encontraba dando vueltas en su carril.

Me metí y observé a la chica que seguía nadando y luego Nataly llegó a lado mío, ni siquiera me había dado cuenta de eso hasta que llegó.

—¿Qué miras?

—¿No es raro que esté nadando sin que haya llegado el entrenador?—señalé a Bianca con la cabeza.

El Segundo IdiotaWhere stories live. Discover now