¡Mira Max, un pájaro libre!

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Eloisa.

Me desperté aterrorizada, creía que había muerto. Intenté levantarme pero un mareo me avanzo y no pude evitar inclinarme y vomitar solo agua, -Lo único que había ingerido el día anterior-, suspire y apreté el botón que avisaban a las enfermeras que los pacientes estaban en problemas.

-Buen día, ¿Qué ocurre Elo? -preguntó Clara, la enfermera asignada a mi tratamiento.

-Lo siento, yo vomite todo... -Corrí la mirada apenada.

-Tranquila Elo, el doctor nos dijo que los mareos y vómitos podrían comenzar rápido. Enseguida vuelvo, voy a buscar algo para limpiar eso.

Asentí cerrando mis ojos, y dejé descansar mi mano sobre mis ojos, llevaba en el hospital dos semanas y ya se sentía una completa tortura. A los pocos minutos escuche que se abría la puerta, mire apenas y vi que Clara ya había regresado, luego de limpiar todo, volvió a retirarse y yo a mi posición original. Al instante se escuchó nuevamente la puerta, creyendo que era Clara no saque mi mano de mi rostro y dije:

-¿Olvidaste algo, Clara?

-Olvidé decirte que te amo. -Esa sin dudas, no era la voz de Clara. Saqué la mano de mi rostro y la figura de Max apareció en mi visión.

-¿Qué estás haciendo aquí? -pregunte tratando de levantarme y fallando exitosamente.

-Ey, no debes hacer esfuerzo. -dijo haciéndome recostar de nuevo. -Y vine porque te extrañaba.

-Eres demasiado dulce como para ser real. -dije cerrando los ojos, un fuerte mareo me golpeó con fuerza y sentía mis músculos débiles.

-¿Cómo estás? -preguntó sentándose a mi lado.

-Lo importante es que estoy. -dije tratando de bromear.

Me sonrió sin mostrar sus dientes, sabía que para él era difícil bromear sobre mí condición, es decir, mí vida corría riesgo de terminarse, después de todo, las probabilidades de que muera eran una en un millón.
Agarré su mano intentando decir con silencio "Estoy bien".

-Tengo una sorpresa, se que te gustará. -dijo besando mis nudillos.

-¿Qué es?

-Hablé con el doctor y me dijo que podías salir al patio, mientras que no hagas esfuerzos bruscos y vayas con alguien.

-Eso suena maravilloso, Max. ¿Qué esperamos? Vamos.

-Un momento, Clara va a traer una silla de ruedas, tampoco puedes caminar.

Asentí contando los segundos, habían pasado tres minutos y medio cuando apareció Clara con la silla de ruedas. Entre Max y ella me ayudaron a bajarme de la cama y a sentarme, sentí un poco de náuseas y mareos cuando me senté en la silla pero evité decirlo, ya no quería que se preocupen por mí.

Comenzamos a ir por un largo camino, avanzamos un poco y llegamos y una puerta, del otro lado había un hermoso jardín, con magnolias y lirios.

-¡Mira Max! ¡Flores! -exclamé eufórica, hacía tiempo no estaba rodeada de flores y ya las extrañaba.

-Lo sé, cariño, son hermosas, como tú. -dijo depositando un beso en mí cabeza.

-Bien, yo estaré esperándolos afuera, Max, solo pueden estar veinte minutos, después debemos llevarla para no exponerla a los virus.

Ambos asentimos, ella se fue dejando nuestra privacidad y me quedé en silencio admirando las hermosas flores.

-¿Cómo estás? -pregunto por quinta vez. Intenté no rodar los ojos ante su comportamiento, es que me resultaba muy lindo que se preocupara por mi.

-Estoy bien Max, no te preocupes. -dije agarrando su mano, y depositando un tierno beso en ella.

-Solo me preocupo por ti, eres lo más importante que tengo, Elo.

-Tú igual Max, lamento que lo nuestro sea esto, yo en una cama de hospital y tú esperando por mi.

-Esperaría toda la vida por ti. -dijo poniendo mi frente contra la de él.

-No lo hagas, vive Max, y te dejaré amarme cuando nos encontremos en algún lugar.

-No hables como si me fueras a dejar mañana. -me dijo con su voz rota. -Por favor, no hagas de esto una despedida.

-¿Pero qué dices, tonto? Esto no es una despedida, tendrás que aguantarme más tiempo Max.

-¿Qué dices? si yo te amo, tú me tendrás que aguantar.

Solté una carcajada y alce la vista, mis ojos se toparon con un pájaro.

-¡Mira Max! Ese pájaro, es libre. -mi voz sonaba como una niña cuando recibe su regalo en navidad, pero no puedo aguantar la felicidad al ver que alguien es libre, y pronto Max lo será

-Es libre, como tú Elo. -escuché que Max me decía aquello. Intenté levantarme pero mis piernas se sentían demasiado débiles.

"Aguanta Elo, es el último abrazo, solo uno más", logré estirar mis piernas y mi cuerpo se abalanzó hacía Max quien me atrapó enseguida.

-¡Elo! ¡Resiste, no cierres los ojos! -pero ya era tarde. Lo único que pude escuchar antes de sumirme en oscuridad fue un "Quédate conmigo" de parte de Max. Lo lamento mi Max, ya estoy cansada.

Cuando el corazón siente, nada lo detiene.
El de ella dejó de sentir, se llevó su vida con ella
sin saber que el corazón de su amado también partía con ella.

¿Me dejas amarte?✔️Where stories live. Discover now