Impulsiva.

1K 69 2
                                    

Según Erik, nuestro álbum estará oficialmente terminado en una semana y que será lanzado a la venta en dos meses después. En una semana tendré mi primer disco en las manos. Y luego, dos meses después, será lanzado a la venta. Erik abrió una cuenta de nuestra banda en Twitter y los cinco nos sorprendimos de tanto apoyo que recibimos, en tan poco tiempo, hemos llegado ya a dos millones y medio, y va subiendo como la espuma el número. Los seis tenemos la contraseña de la cuenta. De tan solo pensarlo parece un sueño, una simple fantasía más de mi cabeza. Y todavía, tendremos que venir al estudio dos veces para arreglar unas cuantas cosas mas.
Luego de tanto tiempo de venir al estudio, me siento feliz con lo que hemos hecho. Me siento feliz de que todo lo que hemos logrado ha sido por nuestro trabajo y no porque soy la novia de un famoso actor como lo es Josh, no soportaría vivir bajo la sombra de alguien. Una vez, salieron unas fotos mías con Josh caminando por la calle de la mano. Afortunadamente, ese día traía mis lentes de sol y mi cabello bajo una gorra de Lousville. Ahora, espero a Laia o a Josh (porque a veces no sé quien viene por mi). Siento una mano sobre mi hombro, y me sobresalto. Al voltear, veo que es Dane.
-Me haz matado del susto. -le digo.
-Lo siento. -dice, sonriendome.
Cambio de peso mi pie, incómoda.
-__________, te tengo que decir algo. -dice dentro de un rato.
Me empiezan a temblar las manos, nerviosa. Grito internamente.
-Ajá. -solo logro decir.
Él pasa sus dedos por su cabello, suspirando sonoramente. Traga en seco, yo hago lo mismo.
-Lo que pasa es que... me gustas. -dice por fin.
Me quedo rígida. A ver, __________, ordena tus ideas, rá-pi-do.
Bien, pero claro que sabía que en algún momento me lo iba a decir, pero no pensé en cómo reaccionar. No tengo que hacer nada mal, al fin y al cabo, formamos de la parte de la misma banda y no podemos estar mal entre nosotros. Piensa, piensa, piensa.
-Lo siento pero,.. tengo novio. -le digo.
Me reprendo al instante.
«¡Estúpida, estúpida, estúpida!» me digo internamente.
Empiezo a sudar mares.
«¡¿Donde está Laia, Josh?!» pregunto en mi cabeza.
-__________ -me dice- Podríamos,... no se, intentar algo.
Muevo mis manos impulsivamente.
-Pero yo no quiero... -le digo, con un hilo de Josh.
-__________ -dice, tomandome el brazo con fuerza-, por favor. -suplica.
Parpadeo muy repetidamente, frunciendo el ceño, confundida de cuanto se puede rebajar un hombre, impresionada. Gimo, ya que su fuerza es demasiada.
-Me estás haciendo daño. -digo, con la voz ahogada por el punzante dolor.
Él no quita su mano, la deja ahí, firme.
-¡Hey! -escucho a una chica gritar cerca- ¡Dejala!
Giro mi mirada y veo a Laia acercándose a buen paso, con sus ojos encendidos.
-¡Sueltala!. -grita ella.
Al estar cerca le golpea un brazo a puño cerrado para que me suelte. Él responde empujándole con fuerza, dejándole tumbada en el suelo. Las imagenes de mi Laia cayendo al suelo por culpa de Dane pasan rápido por mi mente, de mi Laia, mi preciosa chica de tiempo contado. Y de pronto, nada me importa.
Doy un golpe en seco en el rostro de Dane, furiosa de que haya tocado a mi preciada amiga. Un golpe. Dos. Tres. Cuatro. Y de pronto, pierdo la cuenta. Y de pronto, Dane es una de las tantas personas de las que he protegido a Laia.
Cuando me doy por satisfecha, levanto a Laia del suelo con ambas manos, mientras ella me mira perpleja.
Corro a su lado, alejándonos de ahí.

Llegamos a su casa, ya que es lo mas cerca. Cuando entramos, yo en mi estado de shock, me siento en sus bellos sillones color café de su salón.
Y las lágrimas empiezan a bajar por mis mejillas, desesperadas, una tras otra. Lo que menos quería eran problemas y lo que termino haciendo es golpearlo ¡Estúpida!. Definitivamente, mis impulsos siempre me ganan, lo supe desde muy pequeña defendiendo a Laia. Soy impulsiva, es así, no hay mas.
Laia se sienta a mi lado, sin decir nada.
-Tranquila, Mouret. -me susurra.
Respiro pausadamente, tranquilizándome. Limpio sin ningún cuidado las lágrimas de mi rostro. En eso, Meiri, su rechoncha gata, se acuesta en mis piernas. No puedo evitar el reír. Laia se me une.
-Meiri siempre hace su trabajo bien ¿No es así, pequeña?. -dice, acariciando a la gata.
Ésta ronronea.
-Tengo miedo de que todo esto nos afecte a Josh y a mi. -digo.
Laia me mira con sus labios formando una mueca, y en sus ojos, antes encendidos, ahora veo preocupación pura.
-No pasará nada. -me afirma.
Asiento, no muy convencida.
-No pasará nada. -repite, acariciando mi espalda.
Me abraza acurrucandose en mis brazos, cosa que hacemos para sentirnos mejor. Asi nos quedamos un buen rato.

Hold onto this lullaby (Aferrate a esta canción de cuna)
Even when the music's gone, gone (Aún cuando la música se vaya)
Just close your eyes (Solo cierra tus ojos)
The sun is going down (El sol se está poniendo)
You'll be alright (Tu vas a estar bien)
No one can hurt you now (Ahora nadie puede lastimarte)

Canta ella aquella parte de nuestra canción favorita. De nuevo, la que siempre nos sirve de consuelo, para ser felices o simplemente porque la hemos adoptado como nuestra canción.
Poco a poco, las tres nos quedamos dormidas en el sillón café.

En los brazos de Josh HutchersonWhere stories live. Discover now