Triste proceso 1/2.

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El frío en mis dedos no deja moverlos, mientras miro el sombreado paisaje de la ventana, invadido por la lluvia y el aire helado. Sentada, junto a las maletas le doy un "Hasta pronto" a mi departamento en Los Ángeles, ya que voy a hacer un rápido viaje a mi país para el funeral de Laia, en el que voy a estar mas que presente. Ella ya está en casa, o por lo menos su cuerpo. Digo esto ya que estoy segura que se entregó mas que en corazón a L.A., que aquí, en esta ciudad, siempre estará su esencia. No solo porque aquí muriera, si no porque lo eligió como su hogar, como yo. Uno no es de donde nace, uno es de donde elige ser. Y eso hizo Laia.
No me gusta ir a funerales. No son mas que simples reuniones a las que va la gente sumida en la hipocresía. Los funerales no deberían de ser lugares a los que puedan ir las personas que alguna vez vieron a la persona ida, deberían ser solamente para los cercanos a la persona, a los que realmente les pesa que ya no esté. Sin embargo, la gente egoísta siempre estará ahí, y no se le puede hacer nada. He llegado a la conclusión de que los funerales no son para los muertos, si no para los vivos.
Desdoblo lentamente la carta que me escribió, la que me entregó ayer. Su perfume esta impregnado en las hojas.

"__________,
cuando leas esto, ya me habré ido. Un día después de que te fuiste a Los Ángeles me empecé a sentir mal, el estúpido dolor en mi pecho era constante, incesante. Me costaba respirar en ocasiones. Cuando me fui a hacer estudios el resultado era al que mas miedo le tenía. Tenía cáncer de pulmón, __________, el puto cáncer estaba ahí, y lo sigue estando mientras escribo esta carta. Fue muy tarde cuando lo supimos, ya las quimios no daban resultados, había dejado de responder a todo tratamiento. Y lo intente, lo intenté, intenté curarme, pero nada me ayudaba. Al final, era definitivo, ya no había remedio para ello. No soy estúpida, no me rendí, seguí tomando medicamento. Lo supe, supe que mi tiempo ya tenía límite, aunque por mas mentiras que me dijeran los médicos yo ya lo sabía. Por eso decidí pasar mis últimos momentos con la persona que mas me importaba en mi vida, la que mejor conocía y me conoce, tú. Por eso viajé a Los Ángeles. Aún en Los Ángeles seguía con tratamiento, aunque fuera en vano nunca se sabe, nunca perdí esperanza. Pero ya es algo... tonto, el seguir tratando. Cada vez me cuesta mas trabajo, cada vez me siento mas pesada, mas agotada. No puedo seguir engañandome, ha sido así. Decidí el vivir las cosas que siempre había deseado vivir. Decidí que hoy, mientras escribo, les iba a confesar la verdad, confesarles que estoy enferma, y que no hay vuelta atrás, que el ansiado milagro no me llegó a mi. Me dió mucho gusto conocer a Josh, lo sabes. Gracias por presentarmelo. Ayer por la noche me di cuenta de que he pasado cosas extraordinarios contigo o gracias a ti, y te estaré eternamente agradecida. Canta en mi funeral, por favor. Ah, y nunca dejes de cantar, es tu meta, es tu forma de vida que te eligió el destino. Vieja amiga, nunca dudes de mi amor y de que por todos los siglos para mi estarás en primer lugar, eres lo mejor que tengo. Si te puedo pedir un favor es que en mi homenaje si alguien dice que fue muy cercano a mi sabiendo que no, cállalos. Diles que dejen su idiotez e hipocresía para otro maldito rato. En nuestra graduación, yo estaré junto a ti, tenlo por seguro. No en físico, pero estaré presente, por lo menos en tu corazón. Ni creas que me voy a perder nuestra graduación, eh. Y no me reemplaces, no me olvides, también. Te amo, princesa del Phillip's, mejor amiga, hermana, alma gemela, todo. Te voy a estar cuidando, siempre te estaré escuchando cuando digas palabras para mi, no lo dudes.
Te estaré esperando, en donde quiera que esté.
-Laia."

Abro delicadamente la otra blanca hoja, con mis manos temblorosas.

"No quiero que me entierren, quiero ser incinerada y llevada no a una iglesia, no a un cementerio. Quiero ser llevada al campo donde crecen las coloridas flores de primavera de nuestra infancia, rodeada de manzanos. El Ville. Ahí quiero que permanezcan mis cenizas."

Y abajo, su firma que lo oficializa.
También, hay otra hoja que escribe "Para Sebas" en el frente; su novio. Pero no me atrevo a abrirla.
Tomo mis maletas y salgo del departamento, guardando con sumo cuidado sus cartas en el sobre y apretándolas contra mi pecho. Ahí, fuera de su departamento, está Cath. Al momento, viene y me abraza con cariño, brindándome su apoyo.
-Lo siento mucho, __________. -me dice.
Asiento. Nos separa y me mira, tomando mi maleta.
-Te acompaño. -dice.
Bajamos juntas y cuando me es hora de partir, me la devuelve.
-Gracias. -le digo.
-Mucha suerte, princesa. -responde.
Luego, tomé un taxi al aeropuerto.

Mientras miraba por la ventanilla del avión a mi lado, no pude evitar el soltar un par de lágrimas, al tiempo en el que avisaban que ya estabamos cerca de nuestro destino. Y aterrizamos, respirando con fervor el fresco aire de mi ciudad.

En los brazos de Josh HutchersonWhere stories live. Discover now