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Wyatt Langford.

No la he vuelto a ver.

No se exactamente que le ha sucedido y he querido buscarla para saber si esta bien, pero no he podido verla.

Ha pasado una semana desde que tuvimos esa cita, y no soy estupido, note claramente como de la nada su animo decayo. Intento repasar cada accion de la salida, quizas para saber que ha sucedido pero no encuentro que pudo haber pasado o que pude haber hecho mal.

Al instituto no ha ido, sus amigos no saben nada, y lo unico que explico el director cuando fui a hablar con él, ha sido que se encuentra enferma.

No me convence mucho eso, pero no lo descarto ya que a la academia de baile tampoco ha asistido, segun me indica Nicole.

El viernes ha llegado rapido, por lo que me encargo de preparar todo mientras me distraigo mirando el cielo gris. Va a llover.

-¿Que tanto haces? -Pregunta mamá parada en el umbral de la puerta de mi habitación. Me toma por sorpresa su presencia, pense que estaba abajo. Le sonrío y ella me devuelve la sonrisa abriendome los brazos para que vaya a ella.

-Ire a entregarle los apuntes de la semana a Arabella. -Le respondo dejando un beso en su frente y correspondiendo el abrazo. Me gusta sentir la calidez de los brazos de mamá.

-Ve antes de que llueva, y ven para entregarte las galletas que le he hecho. -se aleja y empieza a bajar las escaleras conmigo detrás- dile que las he hecho con mucho cariño y que espero que se mejore pronto.

-De acuerdo. -tomo las bandeja, y antes de salir me como una.

Camino por el conjunto residencial hasta llegar a su casa donde me encuentro en el porche de esta al pequeño Sam junto a la Husky.

-Hola vecino. - saludo.

-Hola vecino. -el crio me devuelve el saludo moviendo su mano y con una sonrisa.

-¿Quieres galletas? - me coloco de cuclillas y tiendo la bandeja. Él toma una. La perra se acerca y me lame la cara haciéndome reír- la próxima vez traeré galletas que puedas comer. -le digo.

-Estan ricas, ¿Las has hecho tú?

-Si... Bueno no, las hizo mi mamá, pero es como si las hubiese hecho yo porque soy su hijo, dime algo, ¿Y tú hermana? He venido a visitarla.

-Esta en su habitación, no se ha sentido bien en días.

-¿Está enferma?

-Ella dice eso, pero yo solo la veo triste. -confiesa con inocencia.

No es un secreto que Sam, para tener 7 años, es muy inteligente, un completo erudito. Pero aún así sigue teniendo la inocencia de una niño.

Es un niño que no transmite más que ternura total.

-Le he traído los apuntes de clases y galletas para que se ponga feliz ¿Me dejarías entrar?

-¿Y que gano yo?

-¿Quieres otra galleta?

-Quiero dos. -las toma - ahora, por seguridad le diré a mi papá que estas aquí, espera un momento y cuida a Husky, no le des galleta porque no puede comerlas.

-Entendido.- Alzo la mano cual soldado en respuesta a su tono autoritario.

Entra a la casa y yo me quedo acariciando el pelaje de la perra que saca la lengua.

»Gracias por correr hacia el perro con nombre de fruta y hacerme tropezar con Ara. -le digo y como respuesta vuelve a lamer mi cara.

Pasan unos minutos y mientras intento que Husky no sé coma las galletas, Sam aparece de nuevo.

Por toda la eternidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora