» Seis «

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Wyatt Langford

El lugar se encontraba repleto de personas, eso era emocionante.

—Ya saben las jugadas, ¡hoy se gana o se gana, no hay más opciones!— Gritó el entrenador

—¡Si entrenador!— gritamos al unisonó.

Trotamos a la cancha y nos ubicamos en nuestros puestos. No pude evitar desviar la mirada al grupo de porristas del instituto que nos apoyaba; en realidad mí mirada solo estaba enfocada en una chica en específico... Es increíble cómo me siento al verla, es un cosquilleo que me recorre todo el cuerpo. Es tan preciosa.

Siempre me ha gustado, y ahora más que hemos estado interactuando.

El juego empieza y todos corremos detrás de la pelota. Cuando la tengo en mi poder la tiró hacia un compañero antes de que los del equipo opuesto que corren detrás de mí me alcancen.

Logran quitársela a uno de mi equipo y el equipo opuesto hace gol.

Bien, solo estamos empezando.

Volvemos al juego pero a los minutos nos detenemos ya que un jugador de mi equipo cayó siendo empujado por uno del otro equipo.

Todos sueltan un abucheo y de repente se callan. El árbitro muestra la tarjeta amarilla y todos corremos a socorrer al chico que permanece en el suelo retorciéndose de dolor.

Se lo llevan en una camilla de enfermería y entra otro jugador. Sé que los del equipo contrarios son todos unos animales.

El juego continúa, y el próximo gol es para nosotros.

Patean la pelota hacia mí y corro con ella mientras intento a esquivar a los que quieren quitármela, me acerco a la portería y antes de que logren quitármela pateo duro, el portero no logra atajarla y meto gol.

Todos enloquecen. Y las porristas dan volteretas y saltos de alegría.

Veo a mis compañeros que saben lo que tienen que hacer. Dos agarran un cartel que habíamos hecho el cual decía: Para mi enana. Los demás se encargan de señalar a Arabella mientras con mis manos a los lados de mi boca para que se escuche más, grito:

—Te lo dedico Ara—el público vuelve a enloquecer y sus amigas y compañeras del grupo de porristas pegan saltos animándola. Ella solo se queda paralizada viéndome con cara de sorpresa y sin saber qué hacer. Le abro mis brazos para que venga a mí e inmediatamente corre y sin importarle lo sudado que estoy me deja envolverla en mis brazos.

Su perfume entra en mi nariz y juraría que es el mejor olor del mundo entero.

—Estás loco Wyatt— suelta junto a una risa. Se separa un poco y me gusta ver lo sonrojada que está.

—Tú me tienes así, lo juro—le suelto un beso en la mejilla.

Suelta una pequeña risa y vuelve a su lugar y el juego continúa. Terminamos ganando 5-3

•••

Luego del partido vinimos a casa de Alan, como lo planeamos ayer en el bowling.

Su casa era gigante, y todos estábamos reunidos en su cocina mientras colocaba un grupo llamado Chino y Nacho; Nunca los he escuchado
—¿Que va primero?— inquirió Cora. Ella se encontraba muy entusiasmada por aprender a hacer arepas.

—Bueno chamita, agua, sal y le echas poco a poco la harina— le explica el anfitrión.

Todos estamos expectantes viendo.

—¿Que es esta harina?— pregunto Nicole tomando el paquete amarillo e intentando leer lo que dice— No entiendo— vuelve a dejar el paquete dónde estaba.

Por toda la eternidad.Where stories live. Discover now