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Un día antes de la boda.

_______ no dejaba de acariciar el velo de su pulcro vestido nupcial, sus yemas pasaban por el tul con brillitos una y otra vez, llena de amor

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_______ no dejaba de acariciar el velo de su pulcro vestido nupcial, sus yemas pasaban por el tul con brillitos una y otra vez, llena de amor. Su prometido en cambio, no dejaba de lustrar sus zapatos, amando como podía apreciarse a sí mismo -algo difuso- en el calzado negro ya más que brillante.

Ambos tórtolos no podían lograr calmarse, la boda sería mañana en la mañana y por fin podrían unirse ante los ojos de Dios. No eran muy religiosos, incluso usarían el vestido blanco habiendo hecho el amor justo hace un momento, tampoco iban a misa pero al menos cumplían los requisitos mínimos de la religión.

Ahí estaban, en distintas habitaciones, preparándose con ansias para cumplir su sueño de casarse como en las películas y musicales que Hyun solía protagonizar. La diferencia yace en que esta vez no tenía que actuar ni fingir amor hacia la actriz a su lado pues ahora no habría cámaras o libretos, sería real y junto a la persona que más ama, su alma gemela,  _______.

―¡Amor, ya no aguanto más!― gritó Zen, cargado de emoción al abrir de un portazo con una gran sonrisa.

―¡Hyun, te he dicho mil veces que es de mala suerte ver el vestido de la novia antes de la boda!― reprochaste, cubriendote con tus manos tras lanzarle el velo.

Él comenzó a reír, no imaginó en su vida que llegaría este día. Se sintió tan afortunado y tan enamorado al verte ahí, tenerte ahí frente a sus ojos carmesí que ahora brillaban y picaban por llorar de la emoción. Este era su destino, estar a tu lado.

―¿Es que acabo de morir y estoy en el cielo con el ángel mas bello?

―Hyun, ¿Estás llorando?

Asintió, sorbiendo su nariz mientras tú extendias tus brazos para dejarlo descansar en tu pecho.

―No lo entiendes, de verdad soy tan afortunado...

―Si, yo también...― tus manos acariciaban el blanco cabello, sentías tu pecho mojado. ―Creo que contigo, he llegado al cielo.

―¡Bebé, no de hagas llorar más de lo que ya lo hago!

Trataste de calmarlo al dejar besitos en su cara, apretujando sus mejillas.

Hyun te alzó en sus brazos, dando vueltas contigo. Ambos ahora riendo y disfrutando de la fresca brisa que se colaba por la ventana.

―Amo ver tu el vestido ondeando al hacerte girar.― ahora te dejó en el suelo, acariciando tu rostro con cariño. ―Pero amo más verte feliz.

―A tu lado, soy y siempre seré la persona más feliz.

Hyun te miró con corazones en sus ojos, aún más brillantes y una gran y dulce sonrisa de tonto enamorado. Iba a llorar de nuevo.

―Ya vete, no quiero que sigas mojando el vestido con tus lágrimas.

―¡Que chica tan mala!― abultó sus delgados labios, causandote una risita.

―¡Es que me harás llorar también y si lo hago voy a querer comer el helado que quedó en el refri y si me lo como no me va a entrar el vestido y ya no puedo ir a la modista porque la boda es mañana!

―¿Cuál es el problema con el helado? Puedes comerme a mí en su lugar.

Reíste, empujándolo de la cama sin fuerza. ―¡Hyun!

―Bien, bien, me iré.― alzó sus manos rendido.

Él volteó a verte, el amor desbordaba en sus ojos al cruzarse con los tuyos y con una sonrisa dulce, dejó un beso en tu frente. Sus pálidas manos apretaron tus mejillas y tu solo te relajaste disfrutando del tacto.

El tacto de Hyun, mí prometido” ah, suena bien.

Al final te quitaste el vestido, te pusiste ropa cómoda y fuiste donde el Ryu, quien estaba con una rodaja de pepino en cada ojo pero aún así te sintió llegar. Sonrió y extendió sus brazos, quería que te sentaras entre sus piernas y descansaras en su pecho mientras hacían absolutamente nada.

La preparación para la boda había terminado, ¿Por qué no descansar?

Esa tarde solo vieron películas y entre mimos cayeron rendidos en el sofá. Hyun fue el primero en despertar, aún era de noche y su cuerpo estaba entumecido por tenerte encima. No le molestó en absoluto, eras muy bonita a sus ojos como para siquiera quejarse del hormigueo en su pierna.

Zen se dedicó a observarte, su corazón no asimilaba que en unas horas ambos estarían unidos en matrimonio, portando con orgullo y amor un anillo en su anular. Dios, sentía que lloraría por la emoción de nuevo.

Su mano, delgada y pálida, recorrió tus adormiladas facciones y sin mucho problema te tomó entre sus brazos, dando pasos largos directo a la cama. Una vez que te cubrió bien y te acurrucó entre sus brazos, sintió la paz inundar su alma.

No pudo dormir por la emoción, imaginando cada posible escenario en donde le mostraría al mundo que ahora eran el uno del otro. El destello de tu rostro con emoción antes de darse un beso, a su familia, tu familia y la RFA presentes festejando. Un suspiro de su parte hizo revolotear suavemente algunos de tus cabellos, una suave sonrisa; todo es y sería perfecto porque estaban juntos.

La emoción de la joven pareja enamorada que estaba a punto de destruirse.

La emoción de la joven pareja enamorada que estaba a punto de destruirse

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Un capítulo feliz :)

𝕳𝖚𝖌 𝖒𝖊 ᶻᵉⁿ ˣ ʳᵉᵃᵈᵉʳWhere stories live. Discover now