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Había pasado un mes desde el accidente y Zen, por primera vez en todo este tiempo, sintió que al fin había enloquecido

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Había pasado un mes desde el accidente y Zen, por primera vez en todo este tiempo, sintió que al fin había enloquecido.

A pedido de su suegra, tu madre, había optado por retomar lentamente su trabajo y vida. Al principio le había sido imposible tanto el hecho de despegarse de tí como volver a la casa compartida y no verte allí. Se sentía tan distinto sin tu presencia, sin el aroma de tu comida, tus risas, tu calor; incluso la cama ahora parecía muy grande.

¿Puedes imaginarlo? Ver cada rincón de la casa le traía una imagen de tí. Cuando veía su balcón, te veía apoyándote en el barandal mirando el cielo o regando las plantas y cuando iba a la cocina, te veía sobre la encimera mientras él leía su guión y tú lo escuchabas atenta.

Y cada imagen, cada recuerdo le hacía sentir tu ausencia, desgarrar su corazón. Lloró cada recuerdo.

Pero aquí vamos de nuevo, Zen estaba saliendo del baño después de una buena ducha en la tina, con una toalla enrollada en su cadera y otra con la que secaba su largo cabello blanco. Había aceptado usar tus sales de baño y prender tus velas aromatizantes  que solías usar en tus interminables baños.

Ahora olía a tí y le recordaba a sus baños juntos. Casi podía llorar en la ducha pero aún así, encontraba cierta calidez y comodidad en lo familiar del vapor aromatizado con un sutil sándalo y vainilla. Tras terminar el baño después de un día de trabajo, iría a verte al hospital, era muy serio al apegarse a su rutina.

Así que ahora una gran cantidad de vapor mezclado con esencias dulces salía del cuarto de baño, indicando que la temperatura ambiente era más fresca y que había estado bajo el agua caliente por mucho tiempo. Se había relajado tanto que su ánimo subió, casi sintiéndose hasta más esperanzado.

¿Quien dice? Quizás hoy te encontraría con tus preciosos ojos abiertos, sin respiradores ni máquinas ruidosas. Ojalá y esa noche te encontraría brillando al verlo. Eras su sueño y único deseo.

¡El más grande anhelo!

―_______...― Hyun suspira. ―Si tan solo imaginarte fuera suficiente para traerte a mi vida.

¿Así que sabes que es increíble?

.

Sí, sí, .

Su paso se detiene en seco cuando te ve frente a la puerta del baño, con todo el vapor solo puede tallar sus ojos mientras piensa que es una mala pasada de su cerebro. Pero no, lo hace y efectivamente sigues frente a sus ojos carmín.

―Me volví loco entonces, el vapor, las esencias de baño y el cansancio al fin me quemaron el cerebro.

―Eso es creíble pero lo dudo.

Su expresión mostró miedo por un momento, señalándose. ―¡¿Invoqué a un demonio con tu angelical apariencia por prender tus velas?!

Comenzaste a reírte, cruzada de brazos. ―No metas mis velas aromáticas en esto, Hyun.

―¿Entonces ya me morí?

―No, amor.― dijiste con voz baja, casi arrulladora y una sonrisa que hizo que su corazón sintiera calorcito. Tu mano se estira hasta descansar en su mejilla pálida. ―¿Cómo podrías? No hables de morirte, porfis.

Él, atónito, solo te observó sonreír y darle caricias. Estabas en coma, iría a verte en un rato, ¿Cómo es que estabas en casa sin siquiera un rasguño?

―Es que... Eres un ángel.― sus ojos se volvieron brillosos, como si fuera a llorar, contenido todo su ser de incluso abrazarte con todo su cuerpo y no soltarte jamás. ―Mi único y preciado ángel, mi alma gemela.

Y te descolocó la forma tan dulce en que lo pronunció. Pero sonaba tan triste, tan herido.

―Espera, entonces... ¿Fuí yo quién morí?

La expresión de Zen cambió a pánico en un segundo, casi a punto de llorar, corriendo al fin a abrazarte. ―¡No, ni lo digas!

Ahora la idea de que estés aquí porque habías muerto lo hizo romperse en llanto.

Las gotitas saladas se dejaron caer de sus ojos que brillaban como dos rubíes y el nudo en su garganta se hizo más fuerte al desgarrar su corazón. Sintió tus caricias sin siquiera querer procesar si lo que le ofrecías era real o solo un cruel ilusión producto de su imaginación.

Te amo, Hyun.

Y resonó como una caricia a su alma adolorida y en pena en el momento exacto en que tu presencia ilusoria se desvaneció en sus brazos, abrió sus ojos solo al sentir tu calor dejar de rodearlo.

Ryu Hyun se dejó caer en la cama, llorando en silencio para así aligerar un poco el peso de su corazón.

Ryu Hyun se dejó caer en la cama, llorando en silencio para así aligerar un poco el peso de su corazón

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⏰ Last updated: Jan 26 ⏰

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𝕳𝖚𝖌 𝖒𝖊 ᶻᵉⁿ ˣ ʳᵉᵃᵈᵉʳWhere stories live. Discover now