Uno más

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El médico entró en la consulta y Carlos apretó con fuerza la mano de TK. Se había tomado el día libre para poder estar con él y escuchar los resultados de las pruebas cardíacas y cerebrales que le habían hecho a su prometido un año después del accidente en el hielo.

Esperaban buenos resultados, después de unos primeros meses en los que TK había sufrido algunos ataques y Carlos se había llevado algún que otro susto cuando se desmayó al volver de pasar la tarde en el cine. Los médicos habían dicho que era normal y que se estaba recuperando bien.

Pero el miedo siempre estaba ahí.

El médico le había dicho que había lesiones que no se veían a simple vista y que necesitaban hacerle una resonancia magnética como la que le habían hecho ahora, análisis de sangre completos y una ecografía del corazón para estar seguros de que TK estaba libre de cualquier peligro.

"Buenos días chicos, disculpad si he tardado un poco más de lo debido", dijo el doctor dándoles la mano a ambos y sentándose frente al ordenador. "Bien, echemos un vistazo a los resultados de vuestras pruebas. A simple vista, porque pude echarles un vistazo antes, todo parecía estar bien, pero veámoslos más de cerca".

El silencio que siguió hizo que TK se pusiera más nervioso de lo que ya estaba, pero Carlos le frotó la pierna y cuando le miró, se dio cuenta de que estaba sonriendo.

"Vale, no hay mucho que pueda decirte. Tienes un cerebro completamente sano para un hombre de menos de treinta años porque lo que pasó entonces no parece haberte hecho daño. En cuanto a tu corazón, te permitirá correr la próxima maratón a la que te apuntes, y el bebé, por lo que me dicen los análisis de sangre, estaría perfecto, pero me gustaría hacerte una ecografía para poder verlo."

"Doctor", Carlos se rió y se deslizó hasta el borde de la silla, mirando fijamente al médico. "¿Me puede repetir lo del bebé?".

"Sí, claro. Por los análisis de sangre diría que TK está a punto de entrar en el segundo mes".

"Pero... eso es imposible. TK es un beta no un omega, no puede estar embarazado". Carlos se giró hacia su novio para ver su reacción, pero TK no había reaccionado, se había quedado pálido y congelado en el sitio. "Doctor, es imposible que un beta tenga un bebé ¿no?".

"Sí, efectivamente, pero puedo asegurarle que los resultados de sus análisis de sangre no mienten. TK, estás embarazado de casi dos meses y sería el momento de hacerte una ecografía para ver cómo va el embarazo porque veo que no te has hecho ninguna hasta ahora."

"Claro que no me la he hecho. Porque soy beta y no puedo tener bebés... es imposible. ¿O es que soy omega y no lo sabía hasta ahora?".

"Te puedo asegurar que es más que posible, todos los resultados de laboratorio dicen que estás en el segundo mes de un embarazo omega sano. Viendo tu historial es muy posible que entre un trabajo muy físico y tu pasado con el abuso de sustancias, simplemente no hayas entrado en celo antes."

Carlos volvió a tomar la mano de TK entre las suyas. "Entonces, doctor... ¿De verdad está diciendo que vamos a ser padres? ¿Vamos a tener un bebé?".

"En unos ocho meses, más o menos, sí. Si quieres, puedo programar una ecografía para esta tarde con rayos X".

"Vale... sí claro... pero...". TK cerró los ojos y respiró agitadamente al notar que le temblaba todo el cuerpo y era incapaz de pronunciar dos palabras seguidas sin tartamudear. "¿Por qué no he tenido náuseas ni nada hasta esta mañana?".

"Por la misma razón por la que no sabías que eras omega. Tu cuerpo se está adaptando a una naturaleza que no conocías".

TK se miró las manos, le temblaban, al igual que las piernas y la oficina daba vueltas a su alrededor.

"¿Qué... ¿Qué me está pasando?"

"Lo mismo que les pasa a todos los omega a los trece o catorce años, cuando entran en celo por primera vez. Sólo que cuando eso ocurre de adulto, el choque en el cuerpo es mucho más intenso".

TK cerró los ojos y buscó a Carlos a su lado. Intentó levantarse, pero volvió a caer en la silla porque sus piernas no reaccionaban como debían. Sollozaba porque le costaba respirar.

"Carlos... No me siento muy bien".

"Estoy aquí, TK, estoy aquí contigo. ¿Nos vamos a casa?" Dijo Carlos. "Doctor".

Al no recibir respuesta del doctor, se giró hacia el hombre y se dio cuenta de que su expresión había cambiado y había echado hacia atrás su silla y miraba fijamente a TK, con las manos casi transformadas en garras a punto de arrancar el cuero de su silla.

"Doctor..."

"Como no sabías que TK era omega, no le has marcado, ¿verdad?". La voz del doctor se había vuelto más grave, casi gutural, y sus ojos, ya oscuros antes, eran ahora completamente negros.

"No, bueno, creo que ayer... anoche... Estábamos en el coche y... me sentí como... Pero no era mi intención marcarlo y reclamarlo como mi omega".

Carlos sintió un intenso calor al recordar la noche anterior en el coche, pocas veces había tenido sexo de una forma tan intensa y aunque morder era algo normal en sus juegos sexuales; se había dado cuenta de que la noche anterior había sido algo diferente.

Aromas diferentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora