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- No quiero que tuvieras que bajar ya, dijo Enzo.
-No pasa nada, gracias por acompañarme, dijo Adriana con una sonrisa.
-De nada, ha sido un placer, respondió él,
-espero que podamos repetir la experiencia. Adriana asintió.
-Seguro que sí, dijo, y miró hacia Enzo con una sonrisa. Y después le dio un ligero beso en los labios
Entonces, Enzo hizo una pregunta que sorprendió a Adriana:
-¿Quieres salir algún día de fiesta?. Ella no sabía qué decir. No pensaba que le gustara la fiesta.
-¿Qué quieres decir?, preguntó Adriana
-Quiero decir, dijo Enzo,
-que te veo como la mujer que amo, y me entere hace poco que te gustaba salir así que....
-¿Qué te parece?. Adriana respiró profundamente. Adriana tenía que decidir qué decir. No estaba segura de lo que quería, pero sabía que le gustaba la idea de pasar más tiempo con el.
-Creo que eso me parece bien, dijo.
-¿De verdad?, dijo Enzo con una sonrisa, -qué bien, entonces quizás podamos organizar algo dentro de poco. Adriana asintió y sonrió.
-¡Pues estupendo!, dijo Enzo,
-te dejo que te vayas a casa y descanses. Te lo has ganado tras un día tan largo de clases guapa .
-Gracias amor. respondió Adriana. Se despidieron con un beso y Enzo se subió a la moto para irse a su casa. Mientras caminaba, pensaba en lo que le había dicho, y en lo mucho que le gustaba pasar tiempo con él. Cuando Adriana llegó a su casa, no podía dejar de pensar en su conversación con Enzo. Sentía que había conectado con él de una manera especial, y le preocupaba perder esa conexión. Nunca se había sentido así por alguien. Adriana quería compartirlo con alguien, pero no estaba segura de si podía hablar con sus amigas de estos sentimientos. ¿Qué haría? Al día siguiente, Adriana estaba bastante nerviosa, pero sabía que no podía seguir con estas dudas. Tenía que hablar con sus amigas, y confiar en que entenderían sus sentimientos. Durante el recreo, se reunió con sus amigas, pero no sabía cómo empezar a hablar sobre lo que sentía.
-¿Todo bien?, le preguntó una de sus amigas.
-Sí, todo está bien, respondió Adriana, -es solo que tengo algo que necesito hablar con vosotras. Sus amigas le sonrieron y le dijeron que estaban para escucharla. Adriana respiró hondo y empezó a contarles sobre su conversación con Enzo y lo que sentía.
-No sé si estoy sobrerreaccionando, pero creo que quizás me estoy enamorando, dijo Adriana. Sus amigas quedaron sorprendidas y empezaron a hacerle preguntas.
-Qué era lo que sentía exactamente? -Pensaba que Enzo sentía lo mismo? Adriana no sabía responder a todas las preguntas, pero poco a poco, comenzó a dar más detalles y a aclarar lo que le pasaba por la cabeza. Sus amigas le escucharon con paciencia y sin juzgarla.

Al final de la conversación, Adriana se sentía mucho mejor. Hablar con sus amigas le había ayudado a entenderse mejor a sí misma.
-Gracias, chicas. No sabes lo mucho que me ha ayudado poder hablar con vosotras, les dijo. Sus amigas le respondieron con un abrazo.
-Estamos siempre para ti, dijo una de ellas.

A Adriana le pareció un gran alivio haberse abierto a sus amigas y hablar sobre lo que sentía. De repente, todo parecía un poco más claro. Quizás no tenía todas las respuestas, pero al menos sabía cómo se sentía y por qué.

Al día siguiente, Adriana se despertó con una sensación de libertad. Conocer sus propios sentimientos había resultado ser más fácil de lo que había pensado. Se sentía dispuesta a enfrentarse al día. Y cuando llegó a clase, vio a Enzo y se sintió más relajada. Incluso le sonrió con confianza y le mando un beso al aire.

Enzo la saludó de vuelta y se levantó a darle un beso. A lo largo del día, Adriana notó que había más naturalidad en su relación con él. Y, en cierto momento, incluso se rieron juntos de un chiste . Era la primera vez que pasaban un buen rato juntos riéndose, y Adriana se sentía muy a gusto.
Cuando las clases terminaron, Adriana tenía la sensación de que algo había cambiado entre ella y Enzo. Se sentía más cómoda en su presencia y sabía que las cosas nunca volverían a ser como antes. Sin embargo, no sabía qué pasaría a continuación. Cuando llegó a casa, le contó a sus padres lo que había ocurrido en la escuela y su madre le dijo

-Parece que estás haciendo una relación especial con Enzo, y eso es maravilloso. Solo tienes que saber que no debes apresurarte a nada, ni tener expectativas. Solo disfruta de pasar tiempo con él y ver cómo evoluciona la relación.
Adriana asintió con la cabeza. Su madre tenía razón. En los siguientes días, Adriana siguió hablando con Enzo en clase y fuera de ella. Hablaban de los temas que les interesaban, como películas, libros y pinturas . También se reían juntos de las anécdotas más divertidas.

Los días se hicieron semanas, y las semanas pasaron volando. Adriana empezó a ver a Enzo como un amor real y querido. Pero, también seguía preguntándose qué sentía él por ella. ¿Era solo un pasatiempos o había algo de verdad ?

Una tarde, mientras caminaban juntos en el recreo, Adriana se armó de valor y le preguntó:
-¿Para ti soy solo un pasatiempos??
.Enzo se paró y la miró a los ojos.
-No eres nada de eso para mi, le dijo, -Eres especial para mi. A veces pienso en ti y tengo una sonrisa en la cara. Adriana se sintió alegre y aliviada.

-Yo también pienso en ti y tengo una sonrisa en la cara
respondió Adriana, -
Y me siento muy afortunada de haberte conocido. Ambos se sonrieron y se dieron un pequeño beso. Finalmente, Enzo dijo:
-Bueno, tenemos que ir a nuestras clases. Adriana asintió, y caminaron de vuelta a sus aulas.

Los días siguientes, Adriana y Enzo pasaron más y más tiempo juntos, y su relación creció y evolucionó. Empezaron a verse más a menudo fuera de la escuela y pasaban días enteros hablando y riendo

•No debí haberte conocido •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora