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Estaban en un parque, hablando y comiendo helado y haciéndose fotos bonitas mientras se contaban su vida. El día que Enzo y Adriana se hicieron novios, se dieron cuenta de que habían encontrado a una persona con quien disfrutar y compartir muchas cosas. Y, poco a poco, su amistad se convirtió en un romance real. Como se miraban y como se trataban podían decir más que mil palabras, Durante los meses siguientes, Adriana y Enzo crecieron juntos. Fueron pasando momentos maravillosos y compartieron muchas experiencias. Y, mientras tanto, su amor se hacía más profundo. Durante una tarde soleada, Enzo le pidió a Adriana que fuera su novia oficialmente para las familias . Y, ella, sin dudarlo, respondió: -Sí, quiero que conozcas a mis padres.

Durante años, Enzo y Adriana vivieron muchas aventuras, felicidades y momentos especiales. Y, con el tiempo, su relación se hizo más profunda y más importante. Durante todo ese tiempo, la amistad siguió siendo una de las bases más importantes de su relación.
Con el paso del tiempo, Enzo y Adriana se casaron y construyeron una vida juntos. Con su amor y comprensión mutua, fueron atravesando los momentos buenos y malos, y aprendieron a apoyarse el uno al otro en todas las situaciones. Su matrimonio se convirtió en algo especial, y en el cual ambos se sentían realmente afortunados de tenerse uno al otro, pero no todo es tan bonito como en las películas.

Mientras pasaban los años, Enzo empezó a sentirse cada vez más celoso. Cuando Adriana hablaba de otros hombres, o de los chicos con los que trabajaba, Enzo se sentía dolido y herido. Se sentía como si no le bastara para Adriana, y le costaba controlar sus emociones. Su conducta cambió, y se volvió mucho más irritable y malhumorado, cada semana que pasaba era insoportable para Adriana.

Adriana notó los cambios en Enzo y se preocupó. Antes, su relación había sido tan sana y feliz, y se preguntaba qué estaba ocurriendo. Se sentía incómoda con la conducta de Enzo, y no sabía qué hacer. Se sentía perdida y confundida. Decidió hablar con su pareja, y le dijo: -Puedes decirme qué está ocurriendo?

Enzo se quedó callado unos instantes. -Tu sabrás , dijo por fin,
- Solo trabajas rodeada de hombres y encima me hablas de tu trabajo, tendrías que quererte un poco a ti y a mi . Adriana lo miro y no supo que decir así que se callo.

Los celos de Enzo se intensificaron y las discusiones entre ellos se hicieron cada vez más frecuentes. Las tensiones en su relación empezaron a drenar su felicidad y Adriana comenzó a sentirse cansada y agotada.
-Qué puedo hacer?, se preguntaba.
-Solo quiero la vida de antes, cuando todo era tan bonito y sencillo.
Los días pasaron y cada día era peor para Adriana, el le chillaba, le levanta la mano y incluso le golpeaba la barriga ya que ella estaba embarazada de él.
Esa noche , Adriana y Enzo tuvieron una discusión muy dura. Enzo estaba tan enfadado que gritó: - Véte de mi casa tú y él bebé que llevas!. Adriana se quedó atónita y se quedó sin palabras. Ella no quería dejar su hogar, pero tampoco quería seguir en un ambiente tan malo . -Bueno, si eso es lo que quieres...-, dijo con voz trémula. Adriana se marchó de la casa, con su ropa y sus cosas personales. Enzo ni la acompañó a la puerta. Ella lo miró a los ojos, pero él evitó su mirada. -Vale, entonces, te dejo-, dijo Adriana. Y cerró la puerta. Mientras salía del apartamento, no podía evitar las lágrimas.

Esto era peor de lo que ella podía haber imaginado. Adriana no sabía qué hacer. Estaba embarazada, no tenía trabajo, ni un lugar donde vivir. No sabía dónde acudir para pedir ayuda. Se preguntaba qué haría si no encontraba un lugar donde vivir, ni trabajo, antes de dar a luz ya que le quedaba muy poco, Después de unos días en la calle, Adriana se sintió exhausta y desconcertada. Su cuerpo estaba hecho pedazos, y sus esperanzas estaban aún más mal. Al final, decidió regresar a casa de Enzo y abordar el problema de frente.
-Por favor, tengo que hablar contigo, dijo cuando llegó a la puerta de su casa.

Enzo abrió la puerta y se quedó mirándola en silencio.
-Sé que estás enfadado conmigo y lo entiendo.
dijo Adriana.
-Pero tengo muchas cosas que decirte. No me has dejado ninguna otra opción, así que por favor, dame solo un minuto para poder decir lo que necesito decir.

Enzo se quedó parado en silencio durante unos segundos.
-Está bien, respondió,
-podemos hablar. Adriana le agradeció con una sonrisa y entró en la casa. Entonces, durante unos largos minutos, Adriana y Enzo se sentaron y hablaron, y expresaron sus sentimientos y sus preocupaciones. Cuando terminaron de hablar, ambos se quedaron en silencio. Después de unos instantes, Enzo dijo:
-No puedo cambiar lo que ya ha pasado, pero sé que no quieres vivir así, y no quiero que vivas así. De hecho, quiero que estés aquí, contigo, con nosotros. Adriana se quedó sorprendida.
-¿Nosotros?, preguntó.

Enzo asintió y tomó su mano.
-Nosotros, sí. Yo sé que quieres tener una familia, y eso no es posible sin ti-. Adriana se quedó callada y la luz de la esperanza comenzó a brillar en su corazón.
-Eres la persona más maravillosa que he conocido en mi vida-, dijo ella,
-te amo amor.

•No debí haberte conocido •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora