•No debí haberte conocido •

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Y así, con una discusión, comenzó un nuevo comienzo. La relación de Adriana y Enzo cambió de manera profunda, y comenzaron a construir un futuro juntos. Un día, cuando ya todo había cambiado, Adriana se sintió feliz y se dio cuenta de que habían superado sus dificultades.

Enzo y Adriana terminaron teniendo una familia y un hogar donde había amor y felicidad. Años después, mientras miraba a su bebé y a su esposo, Adriana sonrió y pensó:
-Siempre y cuando tengas fe y confíes en la vida, todo puede cambiar. Y esa era la verdad. Una pequeña conversación puede dar lugar a grandes cambios.
Y, mientras la vida de Adriana cambiaba, también cambiaba la vida de la gente que la rodeaba. Su fortaleza y su fe inspiraron a muchas personas a dar un paso adelante, a salir adelante y a creer en sí mismas.
Adriana no sabía lo que le depararía el futuro, pero estaba segura de una cosa: le bastaba con cada momento. Vivía una vida llena de amor, de esperanza y de valor. Todo había comenzado con una conversación, y eso era una lección que nunca olvidaría. A veces, las pequeñas cosas podían dar lugar a cambios enormes. Adriana pensó en todos los momentos en los que había dudado de sí misma, en los momentos en los que había sentido miedo o inseguridad. Pero, al final, todo había resultado bien. Sus momentos más difíciles habían sido solo eso: momentos. Y, en el fondo, esos momentos la habían hecho más fuerte y más sabia.
Unos meses antes Enzo estuvo preparado una sorpresa para su mujer y su hija, se iban de viaje. Él quería llevar a su hija a Disney Land para que sienta la magia de Disney y así fue. Unas demás de eso ya se encontraban allí
.Así que, una vez en Disney Land, Adriana ,Enzo y su hija se encontraban en una cola de atracción. El sol brillaba y había un aire de magia en el parque. De repente, Adriana notó que Enzo se inclinaba hacia delante y parecía estar muy concentrado en algo. Entonces, Adriana le preguntó:
-¿Qué estás mirando?. Enzo se volvió, con una sonrisa de oreja a oreja.
-Estoy mirando a nuestro bebé. Porque estamos esperando otro hijo, dijo Enzo . Adriana se quedó boquiabierta.
-¿Cómo?, preguntó, -¿Cómo puede ser?-. Enzo sonrió aún más y le entregó una pequeña imagen del ultrasonido. -Es una sorpresa que te quería dar hoy.
Adriana se quedó mirando la imagen, con una mano sobre su boca, sin poder dar crédito a lo que estaba viendo.
-¿De verdad?, preguntó,
-¿Estás seguro?. Enzo asintió.
-Es una chica. Y voy a ser el mejor padre del mundo-. Adriana comenzó a llorar, y abrazó a su marido
-No puedo creerlo.
-Ya sabes que siempre hemos querido tener una familia grande. Y con nuestro pequeño bebé, y este bebé nuevo, ya somos una familia de cuatro. Eso es realmente maravilloso, dijo Adriana. Enzo asintió, y le dio un beso en la frente. -Es una de las mejores sorpresas de mi vida. Adriana lo miró y le sonrió. -No puedo esperar a que llegue el bebé. Y no puedo esperar a ver a nuestra hija mayor ser una gran hermana - Enzo sonrió, y susurró: -Y tú serás una gran madre. Adriana asintió, y le dio un abrazo muy fuerte.
-Te amo tanto, dijo,
-eres el mejor marido y el mejor padre.
La conversación se interrumpió cuando se oyó un sonido de bocina. Era el sonido que anunciaba que el tiempo de espera había terminado y que era hora de montar en la atracción. Pero los dos se quedaron allí, abrazados, y no quisieron dejar ir el momento. -Vamos, vamos-, dijo la pequeña. Los dos empezaron a caminar hacia el carro de la atracción. Adriana le agarró la mano a Enzo.
-No puedo creer que estemos viviendo esto. Es increíble, todo esto. Enzo le sonrió.
-Sí, es increíble. Pero, créeme, esto es solo el comienzo. Hay muchas más aventuras por delante para nosotros, ¿no crees?. Adriana sonrió. -Pero, antes de eso, dijo Adriana, -tenemos que disfrutar esto. Vamos a disfrutar a tope esta atracción. Y, cuando salgamos, voy a darte un abrazo muy fuerte y te diré lo mucho que te amo. Los dos se miraron a los ojos, y en ese momento, no hubo nada más que importara solo ellos dos .