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Mientras tanto, en la atracción, el empleado que estaba a cargo de controlar el carro y de asegurarse de que todos los pasajeros estuvieran a salvo, sonrió mientras veía a Adriana ,Enzo y su hija. Sabía que estaban pasando un momento especial. Y, aunque siempre veía a muchas personas pasar por la atracción, esta pareja tenía algo especial. El empleado sintió una sensación de satisfacción. Le gustaba mucho ver que las personas disfrutaban las atracciones. Y, aunque su trabajo podía ser repetitivo, sentía que lo que hacía tenía un propósito, porque era capaz de darles a las personas momentos de alegría.

Mientras tanto, Adriana y Enzo se dieron cuenta de que ya casi había llegado el momento de que comenzara la atracción. La emoción aumentó.
-Esto va a ser divertido, dijo Enzo. Adriana asintió y sonrió de oreja a oreja. El empleado miró hacia el carro y dijo: -Bueno, estamos listos. ¡Preparados para una gran aventura?. Su hija y Adriana gritaron ¡Sí!. Y, al instante, el carro comenzó a moverse, y ambos se balancearon y se rieron. Mientras avanzaban, pasaron por lugares extraños, con animatrónicos y efectos especiales. Adriana y Enzo se reían y chillaban. Y, aunque eran los únicos pasajeros adultos en el carro, no se sentían solos.
Durante la atracción, Adriana y Enzo se olvidaron de todo lo que los rodeaba. La aventura los transportó a otra dimensión, donde solo había risas y emociones. Durante unos momentos, parecía que el tiempo se detuvo, y solo ellos existían. Fue un momento en el que todo lo demás desapareció y solo importaba la familia.

El carro finalizó la aventura, y la familia salieron del carro sonriendo de oreja a oreja. El empleado les dijo: "¡Eso fue fantástico! ¿Se lo han pasado bien?". La nena le contestó: -¡Sí! Eso ha sido la mejor aventura de nuestras vidas
El empleado sonrió, satisfecho. Mientras Adriana y Enzo se alejaban del parque de atracciones, se dieron cuenta de que todo lo que acababan de vivir los había unido aún más. Habían pasado un momento único y mágico. De repente, recordaron que tenían una sorpresa más esperándoles, la sorpresa que estaba en camino. Pensaron en lo maravilloso que sería cuando llegara.

En cuanto llegaron a casa, Adriana y Enzo se sentaron y respiraron profundamente. Adriana le dijo a Enzo: -Gracias por esta aventura, y por todo lo que haces por mí. ¿Te das cuenta de lo afortunada que soy?. Enzo le respondió: -No, gracias a ti, por todo lo que has hecho por mí.

Enzo se levantó de la silla y se arrodilló frente a Adriana. Sacó una cajita de su bolsillo de terciopelo y la abrió. -Adriana, te casarías conmigo?, le preguntó, mientras le alzaba la caja, que contenía un anillo de compromiso. Adriana se quedó boquiabierta y lloró. -Sí, claro que sí, dijo ella llorando de la emoción.
El día del matrimonio de Adriana y Enzo llegó finalmente. Los invitados estaban reunidos en una iglesia, y todo estaba preparado para la boda. Adriana llegó con su hermoso vestido blanco acompaña de su pequeña hija, y todos los invitados estaban impresionados. Enzo estaba nervioso y emocionado a la vez.

Cuando llegó el momento, Enzo y Adriana se miraron a los ojos, y leyeron sus votos. El sacerdote les unió en matrimonio, y cuando dijo:
-¡Pueden darse un beso!, todo el mundo aplaudió y gritó de emoción. Al final, Adriana y Enzo salieron de la iglesia, disfrutando del arco de flores y de los besos y los abrazos de los invitados.

El banquete de bodas fue un evento memorable. Los invitados comieron y bebieron, y hablaron sobre la historia de amor de Adriana y Enzo. Cuando llegó la hora de los brindis, la madre de Adriana dijo: -Hoy es un día muy especial para nuestra familia porque estamos celebrando el amor y la unión de Adriana y Enzo, pero también estamos celebrando un nuevo miembro en nuestra familia. En estos momentos, Adriana está esperando un bebé. Todos aplaudieron y sonrieron, y Adriana y Enzo se miraron a los ojos, sonriendo, Aunque Enzo y Adriana nunca habían soñado con tener un segundo bebé tan pronto, estaban felices de que su familia fuera a crecer. Estaban ansiosos por todas las aventuras que se avecinaban. Y, mientras se preparaban para empezar una nueva vida juntos, sabían que el amor que sentían por cada otro era lo más importante de todo.

•No debí haberte conocido •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora