¿Qué puedes hacer cuando la depresión llega de un momento a otro a tu vida?
Saber que toda tu existencia cambia significativamente gracias a las cosas que tu misma mente te hace pensar, es algo que sinceramente, la galerista María José Garzón no se...
Ups! Gambar ini tidak mengikuti Pedoman Konten kami. Untuk melanjutkan publikasi, hapuslah gambar ini atau unggah gambar lain.
La ciudad de Bogotá es conocida por su clima frío y agradable, muchas veces suelo ir sin abrigos o chaquetas puesto ya que mi cuerpo se acostumbró a percibir sus bajas temperaturas. Eso y sumado a que también le acompaña la frialdad que se halla en mi corazón y en mi alma.
¿Dónde quedaría el corazón que latía con fuerza? ¿cómo es que hora me siento tan vacía y tan hueca? Es como si algo faltara, es como si algo que fuese muy importante para que mi mente y cuerpo puedan funcionar se hubiese desvanecido, así como así.
Ha pasado un mes desde aquella enorme exposición en la galería que me hizo sentir por un rato llena de algo más que tristeza. 30 días han pasado desde entonces y yo he estado viviendo por inercia. Me levanto luego de haber dormido a intervalos durante la noche, las ojeras se han vuelto parte de mi semblante, el cansancio en mi mirada es tan notorio que incluso los vigilantes de mi edificio me han preguntado si me encuentro bien.
"¿Cómo está señorita María José?" preguntan y yo respondo "bien" ¿bien?... ¿cómo puedo responder inmediatamente que me siento bien cuando en realidad siento que me estoy apagando poco a poco? Supongo que es algo que ocurre por inercia, si te preguntan cómo estás solo respondes que bien así no sea la verdad, ¿para qué entrar en detalles? Y más allá de eso, no podríamos contar realmente como nos sentimos a cualquier persona.
Lo gracioso de mi TAD es que es por rachas. Me ataca sin previo aviso dejándome en una depresión tenaz durante más de un mes y luego se desparece. Es como si por un momento mi propia mente me hiciera conocer el infierno y cuando me ve casi agonizar, me saca de allí y me lleva a la claridad de una pradera llena de rosas y flores.
Es agotador vivir de esta manera.
— Entonces, ¿esta es la racha buena? –mi psicóloga pregunta al otro lado de la habitación.
Estoy en su consultorio recostada en su silla para pacientes mientras ella con su pequeño cuaderno, está haciendo anotaciones desde su silla cerca del escritorio.
¿Racha buena? Es la tregua que me da mi trastorno para no caer en la locura. Aunque sinceramente yo no la definiría como una racha buena porque en realidad, solo es un momento para poder respirar sin sentir que me muero por cada bocanada de aire que entra en mis pulmones.
¿Has sentido alguna vez un ataque de ansiedad?
Puedo estar sentada en mi cama preparándome para acostarme a dormir, ya con mi pijama puesto y con la sensación de quietud de que, durante todo ese día, absolutamente todo marchó bien. Y de pronto... ¡pum! Sin ningún tipo de motivo aparente, todo cambia. Comienzan las palpitaciones, la sensación de falta de aire, de no poder respirar y el miedo irracional que te llena de imágenes mentales catastróficas. Mi primer pensamiento es: ¿voy a morir? Seguido de: ¿Por qué me pasa esto a mí?
¿Qué fue lo que pasó para que ahora padezca de ataques de ansiedad?
Lo irónico es que hay veces en las que mi propia mente me traiciona, me auto saboteo pensando en cosas que me hacen sentir triste y de pronto, toda la soledad me arropa y ya no sé nada más de mí. ¿Por qué? ¿Por qué lo hago?
