Pongan su presente:
Años atrás.
Eros.
Mis ojos estaban puestos en mi novia, quien acababa de salir de la alberca. El traje de baño que traía puesto se abrazaba perfectamente a sus curvas.
El color rojo debía de admitir que hacía que se mirara demasiado sexy y temía en cualquier momento me pusiera a babear .
Ella camino hasta mi y se sentó a mi lado.
—¿Qué piensas?
—En que eres jodidamente preciosa, mi amor.
Las mejillas de Ginger se volvieron rojas.
—Y que quiero sacarle los ojos a todos los chicos que te están comiendo con los ojos.
—Bueno, eso no debería de preocuparte demasiado ya que estoy a lado del hombre que amo y no de alguien más.
—Y gracias a dios por eso. Aún así, ya me cansé de estarle gruñendo a cada grupo de chicos que pasa por tu lado.
—¿Y tienes una idea mejor?
—Uf, claro que la tengo.
Me acerque a ella y coloque un mechón de su cabello atrás de su oreja, mientras observaba las pequeñas pecas que salpicaban en su nariz, inhale su olor, olía a coco. Acaricié su labio con la yema de mi dedo, haciéndola estremecer. Ginger cerró los ojos y noté como su respiración comenzó a acelerarse.
—Joder, solo bésame.
Sonreí de lado
—Eres una mandona.
—Deja de provocarme y bésame. —Gruñó.
Atrapé sus labios en un beso desesperado, sus manos se fueron directamente a mi cabello, dónde comenzó a acariciarlo con suavidad. Gruñí en su boca.
—Todos esos chicos que te miran, espero que hayan visto esto y se den cuenta que no tienen ninguna oportunidad contigo.
Ginger se río y rodó los ojos.
—Ven, vamos a tomar un poco el sol, se supone que es a lo que vinimos, ¿no?
—En si, no. Hemos venido a relajarnos.
—Vale, como sea. Pero para mí es lo mismo.
Ginger se acostó en una de las hamacas y me extendió el protector solar.
—¿Que? —Dije confuso, ella rodó los ojos.
—Ponme un poco en la espalda, lo que menos quiero es quemarme.
Ella se acostó boca a bajo, y me fue inevitable no observarlo fijamente, mi novia tenía un cuerpo de infarto, todo en Ginger hacia que me convirtiera en una fiera.
No podía culparme.
Me puse a lado de ella y unté un poco de protector solar en su espalda, deje un beso en su nuca y mire rápidamente como su piel se erizaba bajo mi toque.
—Listo —Me acerqué a su rostro y la besé suavemente.
—Gracias, hombre guapo. Ahora déjame relajarme.
—¿Me pones un poco? —Le pregunté, ella asíntió.
Ginger se levantó y me acosté para que me colocará bloqueador, ella dejo un beso en mi espalda, enviando una oleada de placer. Sus manos comenzaron a masajear mi ancha espalda y debía de admitir que eso me estaba poniendo muchísimo
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Finge que me odias
Teen FictionLibro dos de la saga | Ámame. Fingir odiarte, a sido lo peor que he sentido que me ha pasado. Fingir odiarte, cuando lo único que quiero es gritarte que aún te amo, pero sé que yo no soy la chica que elegiste para tu vida y sin embargo, sé que enco...