El día que todo empezó

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Jungkook.

Sentí como la claridad que entraba por la ventana rebotaba en mis ojos, haciendo que parpadeara un par de veces, mientras el sonido de la alarma me desesperaba con cada segundo

-Callate de una vez -apagué ese molesto ruido

Estaba planeando dormir un poco más, pero no pude ya que escuché aquellos mini pasos venir a mí con mucha rapidez

-Papi, papi! -tiró de mi sabana un par de veces y seguía saltando, yo me hice el dormido para dejarla jugar un rato, se que le gusta despertarme. -Ven aquí -La tomé con mucha facilidad porque su cuerpecito de tres años no pesaba nada, la rodeé con mis brazos y le dí muchos besos mientras escuchaba su pequeña risa innundar la habitación

Melodie, mi hija, con ella nunca me siento solo pues desde muy temprano en la mañana viene a despertarme siempre, nunca falta, ella es mi mejor alarma, por ella me levanto todos los días.

-¿Vas a dejar que papá duerma un poco más?

-Ño! -apenas estaba aprendiendo a hablar bien, me daba ternura escucharla

-Solo cinco minutos más, mi amor

-Ño, ño -haló de mi mano, fingí moverme mientras tiraba de mi brazo para darle el gusto de creer que era muy fuerte, me encantaba ver lo feliz que eso la hacía. -Está bien, ya estoy despierto, esperame aquí princesa, voy a ir al baño

Me dirigí al baño para hacer lo normal, asearme un poco y tratar de despertar por completo

Despues de un rato, salí y ahí seguía mi niña hermosa con un puchero en su boca que la hacía ver como toda una niña malcreada y mimada, se que no le gusta que la haga esperar, será identica a mí, pero esa actitud es lo unico que sacó a su mamá, yo no tengo problemas con que ambas sean así, para ser sincero me encanta mucho consentirlas, creo que en parte es mi culpa tenerlas tan malacostumbradas

-¿Que pasa, mi amor? ¿Por qué tan enojada?

-Papá! vamos! -Me tomó de la mano y sin miedo empezó a correr

-Cuidado con las escaleras -La cargué para evitar tragedias después, mi hija es muy inquieta y tiene demasiada energía, pero según especialistas esas son señales de que un niño es feliz, así que está bien

Llegamos hasta la cocina donde mi esposa ya tenía servida la comida, aunque tiene un sasón riquisimo, yo soy quien cocina regularmente porque a ella no le gusta cocinar, que lo haya hecho hoy significa que será un gran día.

-Hola preciosa, dame mi beso -reclamé

Ella corrió a abrazarme y a darme un ligero beso con esos labios tan carnosos y suaves que tiene, si hay algo que me encanta de ella, son sus labios

-Sientate mi amor, vamos a comer

Isabella.

Ella tenía un voz bastante suave y calmada, le sentaba bien con el resto de ella, su cuerpo era delgado, tenía un cabello largo y castaño, y su rostro... Dios, seguramente es la mujer mas hermosa del mundo, y no lo digo porque sea mi mujer, realmente es hermosa, desde el día en que la conocí me sorprendió mucho lo bella que era, quedé enamorado en segundos.

Cualquiera que la miré pensaría que es una chica fragil, debil y paciente, pero la verdad es que no, tiene su caracter y admito que de los dos, ella es quien manda aquí.

Ella es más de ordenar y yo soy más de obedecerle, supongo que por eso encajamos tan bien.

Pero que tenga un mal temperamento, no quita que sea una mujer bastante madura y amable, siempre está centrada en lo que debe de estar y absolutamente nada la hace flaquear, aprendo mucho de ella aunque parezca al reves

El día en el que mi niña dejó de quererme Where stories live. Discover now