9. Atrapado

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Xiao Zhan apenas empezaba a instalarse después de una semana. Mentalmente se había sentido muy agotado después de tantas emociones que había guardado para sí. Ciertamente no tenía a alguien con quien pudiera desahogar sus pensamientos así que trataba de meditar pero aún así. Sus pensamientos no se detenian. Además pronto habría un simposio donde el quería exponer sus hallazgos científicos sobre los omegas... Todo con el fin de que fueran tenidos en cuenta en la próxima convención mundial de derechos.

Los omegas eran tan capaces como los alfas en términos intelectuales. Tenía y quería terminar a toda costa su ponencia pero estaba un poco ansioso de no saber si Wang sería un obstáculo en sus labores.

Algunos alfas, muchos más de los que el desearía, les gustaba imponerse sobre sus omegas y controlar cada uno de sus movimientos. Incluso limitándolos.

Sin embargo, Zhan se sintió incluso un poco agradecido por la falta de interés de Wang en él. Al menos no había una cara falsa delante de él todo el tiempo o alguien tratando de imponerse como había sido la mayor parte de su vida.

Zhan cerró su laptop cuando escuchó pasos afuera de la habitación. Habitación que aún se sentía ajena. Tampoco se había atrevido a poner nada suyo sobre los estantes, como si tuviera la esperanza de que esto fuera un sueño...

— Señor Xiao. — Escuchó a Darren  tocar la puerta desde fuera.

— ¿Sucede algo?
Zhan abrió encontrándose con el empleado.

— El señor Wang espera por usted abajo.

Xiao Zhan se sintió un poco ansioso. ¿Finalmente este tipo le diría porque había aceptado este matrimonio?

— Deme cinco minutos.

Darren asintió. Zhan se vistió un poco más formal rápidamente, más que ir a conocer a su marido, se sentía como si fuera a una cita de negocios.

— Listo.

El pelinegro apareció con un traje blanco  elegante pronto de regreso  en la puerta y Darren indicó que le siguiera. Una vez Darren se dispuso a abrir la puerta del estudio... Zhan se enderezó en su postura y caminó hacia adelante para encontrarse con un hombre un poco más alto que el de espaldas, mirando hacia afuera.

— El señor Xiao está aquí.

— Que siga. — contestó el castaño de forma neutra.

Cuando el hombre se volvió hacia el. La mirada oscura lo recorrió de arriba a abajo.

— Señor Xiao.

— Señor Wang.

— Quisiera decir que es un placer conocerlo, pero mentiría.

— Estamos en igualdad de condiciones, entonces.

Ninguno de los dos mostró el más mínimo resquicio de sensibilidad.

El castaño se burló. — Ya que podemos hablar directamente. Le molestaría indicarme... ¿Por qué se caso conmigo entonces? ¿Por qué firmó?

El omega no contestó la pregunta, observó a este alfa frente a él detenidamente y hurgo con una mirada enfocada y profunda. Pudo ver como la mandibula de ese alfa se movió ansiosa y entonces le bastó para saberlo.

¿99% de compatibilidad?

No podía sentir ni la más mínima inquietud. Entonces,  aspiró profundamente bastante frustrado. No podía creer que Wang Yibo lo estuviera tratando como a un niño. En seguida se levantó de su silla.

— Dígale a Wang Yibo. Que lo que sea que quiera averiguar deberá hacerlo personalmente... El hecho de que el crea que los omegas somos idiotas, no significa que en realidad lo seamos.

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