15. Trampa

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Zhan estaba revisando sus apuntes cuando escuchó aquellos pasos que ya le eran más o menos familiares debido a que Wang Yibo llevaba viniendo más de  una semana a su habitación. Lo que le llamó la atención es que era mucho más tarde que los otros días, de hecho pensó que realmente ya no vendría...

Yibo se dio cuenta que la puerta estaba con seguro cuando intentó abrirla. El omega casi que pudo escuchar el bufido del alfa al otro lado.

Cuando Wang dio un paso para retirarse, Xiao abrió arqueando su ceja.

— Anoche dijo que no volvería más. ¿Por qué está aquí?

— Solo quiero apreciar lo que me pertenece. —  Yibo gruñó. — Hagamos esto rápido.

— Hoy no estoy de humor, Wang. Y mis feromonas no te pertenecen.  — Zhan negó dándose la vuelta.

— Aún no.

Zhan rodó sus ojos y empujó la puerta para cerrarla, pero al ver que el castaño interfiriendo. Ni siquiera lucho. Solo dejó que pasará.

— ¿Qué crees que haces? — Reclamó en seguida.

— A menos de que hagas algo a cambio no me quitare el collar.

— Te dije que no te daré mis feromonas. Ni lo sueñes. No son para ti, ni para ningún omega... Jamás!

— ¿Quién demonios quiere tus feromonas? ¿Es lo único que tienes para ofrecer?... Es una pena. Pensé que eras una de las mentes más brillantes del planeta. Retorcida, pero brillante. Estoy harto... De que vengas y me uses a tu antojo. Se que para ti el concepto de omega es pobre, pero yo no tengo porque tolerarte.

— Somos compatibles... Es por eso...

— Wang por favor! No me vengas con esa historia  de la compatibilidad de nuevo. Es cierto que existe una química entre nosotros que puede ser molesta, pero no me ves arrastrándome por tus feromonas.

— Porque no las has probado. Por eso...

Zhan se burló. — Fuiste tu, quien me dijo que me quitara el collar. Así que no se te ocurra insinuar que es mi culpa.

— Eres un omega... Y estás aquí para seducirme. — Yibo bufó. — No se que te ofreció mi padre... Pero lo que sea deberías rendirte.

— Está bien. Me rindo. No me quitare el collar...

Zhan no podía entender lo que estaba pasando en el cerebro del alfa.

Yibo apretó su mandibula sabiendo que desde un comienzo había tomado la feromona de Zhan de forma desprevenida mucho antes de ese momento.

— El punto es...

— El punto es que no me estás usando.

Yibo no podía creerlo. Su cuerpo estaba inquieto... El alfa, ese instinto que tanto detestaba y que había logrado refundir en su interior ahora parecía arañarle las entrañas.

Había prometido ayer que sería la última noche y que a partir de este día no buscaría más a Xiao. Era totalmente contraproducente. Entre más la tomaba, más quería embriagarse de él... Pero había pasado la mitad de la noche dando vueltas en la cama y este alfa sabía que solo había una razón para ello.

A las 2 am, se puso de pie para buscar al problemático omega... Dándose por vencido.

No podía esperar para divorciarse, pero tenía que ser después de la convención de lideres mundiales cuando si su padre decidía que quería quitarle la mansión, a él no le importaria porque seguramente Inteligencia ya habría clasificado todo lo importante como secreto. En el comienzo, se había instalado ahí porque era un área lejana y con la popularidad que tenía, la mayoría de la gente se mantenía al margen.

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