Capítulo 1: Dean

310 17 2
                                    


Ella va llegando a su casa tarde por la noche al igual que cada día, esta agotada, adolorida y caerá profundamente dormida en cuando su cabeza toque la almohada en su cama, su rutina entre semana no cambia; practicar de lunes a viernes desde que amanece hasta la tarde e ir a su trabajo a medio tiempo hasta que anochece y afortunadamente ha llegado el viernes, día en el que puede dormir sin poner su alarma para el siguiente día, planea dormir hasta el mediodía, alguna de sus amigas la llamara como de costumbre por la tarde para salir de fiesta, sábado de chicas, sábado de conquista, baile, discotecas, licor y... algún acoston en caso de conseguir un chico que le atraiga.

Con lo último que le queda de fuerza llega al último piso del viejo edificio en el que vive rentando, abre la puerta que da a la terraza, camina hasta otra puerta, es un apartamento en la azotea, mete su llave en la cerradura y entra, hay una pequeña sala de estar en el lado izquierdo y muebles de cocina, repisas vacías, un lavadero y una pequeña hornilla eléctrica en el lado derecho, es la cocina o eso parece, entra con sus zapatos puestos y camina hasta donde el apartamento se divide en dos, una puerta frente a la otra, al final del pasillo hay otra puerta, es el baño, entra en la habitación del lado derecho, es su habitación... o lo que se puede considerar una habitación, entra al pequeño cuarto, se quita los zapatos en la entrada y deja caer su mochila, es un espacio muy pequeño donde apenas cabe una cama y una vieja repisa de madera que usa como closet, lo ha cubierto con unas cortinas de tela para ocultar sus pertenencias, gatea por el piso hasta llegar a su colchón en el piso, se recuesta y con alivio se acurruca en su almohada cerrando los ojos.

-Finalmente... -musita con lo último de aliento que le queda

Dos minutos después que ha empezado a profundizar en su sueño un estruendo la hace saltar de su cama, es música, una canción que le gusta pero ahora mismo no tiene ánimo de escuchar música, lo único que necesita es dormir después de su largo y agotador día.

- No puede ser... ¿Ya hay un nuevo inquilino? –se pega a la puerta tratando de escuchar alguna voz a parte del ruido de la música.

En el último piso de aquel edificio el departamento de la azotea ha sido dividido en dos pequeñas habitaciones individuales y de todas las demás disponibles en otros pisos de aquel edificio esa o ese nuevo inquilino ha elegido la habitación frente a ella.

Se vuelve a recostar pataleando y quejándose por no poder dormir con el ruido, se cubre el rostro con la almohada, uno... dos... tres segundos, se gira y presiona con más fuerza la almohada cubriendo sus oídos. Uno... dos... tres segundos y no lo soporta más, se levanta alborota su cabello haciendo un berrinche por el ruido, se vuelve a recostar en su cama.

-Lo soportare, tu puedes, solo cierra los ojos... no no no. ¡Ahora mismo se va a enterar, sea quien sea me va a escuchar! -se levanta enfurecida, se pone sus zapatos y sale de la habitación como una olla a presión a punto de estallar, golpea la puerta de la habitación de enfrente, no obtiene respuesta, insiste y esta vez le da una patada a la puerta, la música se detiene abruptamente y unos sonidos de cosas cayéndose o moviéndose salen de esa habitación, la puerta se abre.

-¿Si? -unos ojos curiosos y algo asustados se asoman lentamente por la puerta para después revelar su angelical rostro y sus rosados labios en un piquito de inocencia.

-¿Quién es? -vuelve a preguntar el apuesto joven saliendo de la habitación, su piel es blanca y tersa como la de una muñeca de porcelana, cejas cargadas y oscuras al igual que sus pestañas, atractivo a primera vista para cualquiera que lo viera.

Ella titubeante ante tan apuesto joven abre su boca para pronunciar con dificultad –Yo... yo soy la vecina de enfrente, quiero decir, vivo en esa habitación, señala.

[DEAN]  Inocencia & LujuriaWhere stories live. Discover now