ME LLAMAN ANNY

CAPITULO 1: ¿QUIEN SOY ?

Hola, me llamo Anabel, pero, me llaman Anny, tengo 16 años, adoro los dramas románticos y tambien un poco sangrientas, incluso gores.

Me he despertado en un sitio vacío, en el que lo único que puedo ver, es todo blanco. No me puedo mover, intento gritar, pero no sale ningún sonido de mi boca, lo único que puedo hacer, es escuchar la repetición de un sonido muy extraño, un sonido el cual no reconozco. Parece de unas ruedas derrapando, pero mezclada con llantos y gritos. Es todo tan extraño, tampoco recuerdo nada. De repente he aparecido en mi cama, con mi gato Sam y un café frío.

- Me he quedado dormida- le digo a Sam mientras ambos bostezamos.

Observo mi cuarto, y recuerdo los buenos tiempos. Nos hemos mudado, de Madrid a Londres, es todo tan extraño, no me gusta Londres, es muy frío y no hablo del clima. Echo de menos a mi familia, a mis amigos, incluso a ese estúpido impertinente de la clase que siempre se metía con todos. Junto las ganas y las fuerzas suficientes para levantarme de la cama y sigo decorando con pósters y dibujos las aburridas paredes de mi cuarto.  

- Anny!- grita mi madre- en media hora nos vamos.

- A donde ?- le pregunto.

- A dar una vuelta- me contesta- vístete.

Con lentitud, me dirijo hacia mi armario para vestirme, decido ponerme unos pantalones negros, con una camiseta negra, un jersey granate oscuro, mis creepers negros y un sombrero grande. Rápidamente voy al baño a peinarme y maquillarme. Cojo una mochila pequeña de cuero falso y meto, mi monedero con mis ahorros, el móvil, un pintalabios y mis auriculares.  

Salimos de casa, mi madre Marta, mi hermana Emily y yo. Nos dirigimos al centro. Como siempre ellas se ponen delante de mí a hablar y yo me quedo apartada de sus conversaciones cursis de que ha Emily le gusta un chico de su nueva clase, por el contrario yo me quedo con la mirada perdida y escuchando un poco de Elton John mientras caminamos. Entramos en varias tiendas, y yo me compro una camiseta y unos pantalones azules en la última a la que entramos.

 Al momento de salir noto como alguien me observa, pero, no una mirada fortuita, no, una mirada intensa que se clava en mi nuca como un puñal, pero no logro encontrar esa intensa mirada entre la multitud, pero, de repente... POOM.